¿Venezuela a default? La amenaza de un profundización de la crisis económica en Venezuela parece ya no ser solo un rumor, y esta vez no es sólo la escasez de algunos bienes de consumo, sino por una posibilidad evocada por dos economistas venezolanos, aunque valga decirlo con una posición política clara. Se trata de Ricardo Hausmann, ex ministro de economía de Carlos Andrés Pérez, y Miguel Angel Santos. Ambos sugirieron la posibilidad de que Caracas se declarase en la imposibilidad de pagar sus deudas, algunas de las cuales vencen muy pronto.
En octubre expira el plazo para el pago de algunos bonos de deuda del Estado y de la petrolera estatal PDVSA, por una suma que alcanzaría unos 600 mil millones de dólares.
Según Hausmann este riesgo explicaría el rendimiento de los bonos de deuda venezolana que superan en 11 puntos los del tesoro de Estados Unidos, 12 veces más que los de México y 4 veces que los de Nigeria. Por ende el reconocido economista, en una columna publicada por Project Syndicate llega a la siguiente e inquietante cuestión: “¿Debería Venezuela hacer default? Si las autoridades adoptaran políticas con sentido común y buscaran el apoyo del Fondo Monetario Internacional y otros prestamistas multilaterales, como lo suele hacer la mayoría de países en problemas, se le aconsejaría renegociar la deuda externa.”
De inmediato, el presidente Nicolás Maduro les salió al paso a las críticas y aseguró que Venezuela respondería frente a todos sus compromisos internacionales.Hace algunos meses, el gobierno anunció la venta de CITGO filial de PDVSA en Estados Unidos, lo que fue interpretado como una medida desesperada por captar recursos en medio de múltiples especulaciones sobre la fortaleza o debilidad de la economía venezolana. Vale recordar, que durante los años de Hugo Chávez en el poder, Venezuela nunca dejó de pagar sus compromisos de deuda por más que se rumorara acerca de la pauperización de la economía venezolana, a propósito de la escasez de algunos bienes y de una inflación que se ha convertido en un dolor de cabeza para la administración desde hace varios años.
Desde el plano financiero esta es una compleja prueba para el gobierno de Maduro, y para el socialismo del siglo XXI. Se tratará de demostrar una capacidad de adaptación a las reglas de juego del sistema internacional que Venezuela ha querido modificar, pero de las que indiscutiblemente ha sacado provecho, especialmente de un precio del barril de petróleo que pasó la barrera de los 100 dólares, reseña El Espectador.
Las semanas que vienen serán clave para determinar el estado de la economía venezolana, sometida en los últimos años a especulaciones. Si finalmente el gobierno de Maduro demuestra que es capaz de cumplir con sus compromisos en cuanto a la deuda, estará superando un desafío de altísima complejidad, algo urgente en medio de la inocultable pérdida de prestigio de Venezuela en el plano global. En caso contrario, la Revolución se vería obligada a un cambio drástico de dirección que puede comprometer su destino.