Hace dos años, el símbolo de la migración venezolana era el mosaico de Carlos Cruz-Diez en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, en el estado Vargas, ahora el último recuerdo del país para los migrantes es captado en la frontera colombo-venezolana, en pleno puente internacional Simón Bolívar.
En vista de la reducción de vuelos hacia el exterior y la poca capacidad de los venezolanos de adquirir los boletos aéreos, la diáspora sale por tierra..
Por el puente de 315 metros de largo atraviesan diariamente entre 30.000 y 40.000 venezolanos que huyen de la crisis, según cifras aportadas por el gobernador de Norte de Santander, William Villamizar.
La mayoría busca asentarse en Colombia, o seguir su rumbo hacia Chile, Ecuador, Perú o Argentina.
Hasta la mitad del puente que pertenece a Venezuela, hay funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que se mantienen atentos a los transeúntes que, desde las 6:00 de la mañana, comienzan a atravesar el puente.
Redacción Maduradas con información de El Nacional.
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