“Creo que el dueño de donde trabajo me drogó”, fueron parte de los angustiantes mensajes enviados por una joven venezolana migrante en Argentina de 18 años de edad a su madre, antes de que el dueño de un establecimiento comercial abusara sexualmente de ella durante una prueba de trabajo.
Garzón Martínez, como lo identifican las autoridades, publicó una oferta de trabajo por la red social Facebook, que fue atendida por la muchacha, quien nació en El Tigre (Anzoátegui) y emigró con su familia al mencionado país.
“Inicialmente él le hizo una invitación previa a cenar para hablar del trabajo, en una especie de entrevista personal, y ella lo rechazó”, relató Thays Campos, madre de la víctima, durante una entrevista ofrecida al diario El Nacional. Sin embargo, contó que sí aceptó la prueba laboral en un horario de 9:00 de la mañana hasta las 2:00 de la tarde.
Cerca de la hora de salida, dos clientas ingresaron al local y, mientras las atendía, Garzón Martínez le acercó un vaso de agua que dejó sobre el mostrador y continuó con sus actividades previas al cierre. La joven tomó el agua e inmediatamente comenzó a sentir los efectos de una aparente droga.
Ella, consciente de lo que pudo haber sucedido y al mismo tiempo confundida, llamó a su madre y pidió ayuda: «Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada», escribió por del servicio de mensajería WhatsApp.
Quedó en libertad
Campos, al llegar junto a funcionarios policiales al local llamado Garzón Uniformes, encontró a su hija con el pantalón mojado, la ropa interior desajustada, vistiendo una camisa sucia del agresor y, aparentemente, dopada.
El agresor fue detenido este lunes, pero quedó en libertad luego de que el juzgado encargado del caso dictara una orden de excarcelación bajo caución juratoria a Garzón Martínez, prohibiéndole contactar por cualquier medio a la víctima, acercarse a ella o a su domicilio, así como prohibición de salida del país.
El dueño del local quedó en libertad, pese a que se le acusa de abuso sexual simple, delito que prevé condenas de uno a cuatro años de prisión. Consternados e indignados, los familiares de la joven venezolana exigen que se haga justicia.
Redacción Maduradas con información de El Nacional
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