Michael Penfold, experto en políticas públicas y columnista del Financial Times escribió un artículo de opinión para dicho medio en el que recomendó a Estados Unidos y a la presidencia interina de Venezuela reactivar el mecanismo de Oslo para lograr una salida «democrática» a la crisis del país.
Peinfold advierte que si se declara la continuidad del parlamento actual, se corre el riesgo de que el régimen de Nicolás Maduro presione el exilio de las figuras del gobierno encargado.
«Lamentablemente, la experiencia del cambio de régimen por el exilio es grave. Esa ciertamente ha sido la experiencia de Cuba, el aliado más cercano de Venezuela. De hecho, la única diferencia política real entre Venezuela y Cuba ahora es el tamaño de la oposición interna de Venezuela y el apoyo popular y la aceptación internacional que disfruta. Estos elementos están ahora en grave riesgo», considera.
Es por ello que considera que Estados Unidos debe cambiar de táctica, porque no ha logrado la salida de Maduro a través de las sanciones y el discurso duro.
«Lo que está claro es que la política estadounidense no ha logrado producir un cambio de régimen. Mientras tanto, el aislamiento internacional que ha fomentado ha llevado al régimen a consolidar relaciones con estados autoritarios como Irán, Turquía y Rusia. También, ha presionado al gobierno de Maduro para profundizar los vínculos con organizaciones ilegales que ayudan a suplantar los ingresos petroleros perdidos desde el colapso del sector energético del país», indica.
En este sentido, propone reanudar el llamado proceso de Oslo que busca un acuerdo democrático negociado.
«Los Estados Unidos sugirieron previamente un marco que involucraba la rendición de Maduro, una idea con pocas posibilidades de éxito. En cambio, Estados Unidos debería adoptar incondicionalmente un proceso de transición más flexible. Requerirá varios elementos. Las figuras políticas clave requeridas para facilitar esta transición necesitarán garantías reales para su seguridad si quieren participar. Al mismo tiempo, será necesario un fuerte armamento diplomático tanto de los aliados internacionales de la oposición como del gobierno. Un formato podría ver a la UE, EEUU, Rusia, China, Colombia y Cuba apoyar las conversaciones, desde el llamado ‘segundo piso’ de las negociaciones, como sucedió durante las conversaciones de paz de Colombia 2012-16. El ejército de Venezuela también debería estar allí como observador», plantea.
Por último, opina que en la actualidad ninguna de las partes tiene un fuerte incentivo para volver a participar en un diálogo. «Sin embargo, las conversaciones son probablemente el único camino a seguir. Solo una solución negociada puede aislar a los actores extremistas de ambos lados que creen, contra toda evidencia, que exterminar al otro es el mejor camino para restaurar la constitución».
Redacción Maduradas con información de Financial Times
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