¿Se acuerdan del supermercado CADA? fue la primera cadena de supermercado en el país y su competencia, tiempo después, fue la Central Madeirense. Eran tiempos de producción, de avance, de superación, de variedad, de productos de calidad, de miras hacia un futuro, de emprendimiento, de desarrollo.
En Venezuela las cosas caminaban a paso lento, pero firme, hasta que la revolución saboteó el proceso y dio un duro golpe a los empresarios privados y al propio pueblo. El fallecido presidente Hugo Chávez expropió al establecimiento con la chimba excusa de que sus dueños eran responsables de acaparamiento y especulación de precios.
Fue entonces cuando el gobierno convirtió el extraordinario CADA, en una red de Abastos Bicencentarios que, con el pasar de los años, y semejante inflación (inducida por altos rojos y que hoy rebosa los 7000 por ciento), no mata ni el hambre de los perros.
En la antigua CADA, en “la Central”, Excelsior Gama, Unicasa, entre otros, reinaban productos importados de excelente calidad y muchos hechos con la mano de obra de los venezolanos.
Mayonesa; mantequilla; arroz; pasta; leche en polvo; salsa de Tomate; Harina P.A.N; harina de trigo; granos; chucherías; enlatados; azúcar; café; sal; lácteos y jugos de todas las marcas y tamaños; charcutería; frutas; legumbres; cereales hasta para tirar pa’l techo; y una lista interminable, se podían comprar sin desespero alguno.
Cómo se extrañan aquellos carritos rebosados de comida, cuando el más humilde gastaba una “millonada” en mercado y todavía le sobraba en el bolsillo para darse un gustazo con la familia y vivir tranquilamente el resto de la quincena. Se disponía del capital. La moneda venezolana tenía peso en el mundo.
Estas colas “en la quinta” para comprar “lo que hay” eran inimaginables. Es decir, la canasta básica del consumidor siempre estuvo asegurada en la cuarta República (duélale a quien le duela).
¿Acaparamiento? Impensable. Al sol de hoy, aseguran expertos, es precisamente este uno de los efectos de la escasez. Años después con Chávez y luego Maduro en el poder, los venezolanos están cubanizados, y ahora, son marcados como ganado en brazos y manos, para adquirir lo que encuentren, y no tienen la certeza de volverlo a encontrar en los estantes en una próxima oportunidad.
Lo más trascendental de esta situación es que, el panorama promete empeorar este año tras la reciente fiscalización de la Sundde realizada a 21 cadenas de supermercados. Una medida que, en definitiva acabó con los inventarios y lo poquito que se conseguía debido a la acentuada crisis.
El despelote, el hambre, los saqueos, la desesperación y el desorden acabaron con el país y con el repele de empresarios que aún apuestan por Venezuela, aquel miserable fin de semana del 6 de enero. Luego de esa estampida, el futuro es incierto.
Redacción Maduradas