«Es una manipulación infame», expresó este miércoles 15 de junio candidato presidencial colombiano Rodolfo Hernández, quien ha dado versiones truncadas y algunas contradictorias sobre la desaparición de su hija Juliana en 2004.
En concreto, Hernández, cansado de defenderse de los ataques políticos que cruzaron la línea de lo familiar, expidió un comunicado e hizo una solicitud a sus opositores.
«Les pido que respeten mi dolor, les pido que respeten la memoria de mi hija. Espero esta sea la última vez que deba pronunciarme frente a este tema», afirmó.
Agregó que hoy, «la manipulación infame basada en chismes y rumores frente a la desaparición de mi hija ha llegado a un punto sin precedentes».
«Durante esta campaña la revictimización a mí, a mi esposa y a mis hijos ha sido constante. Ahora, la paranoia de un periodista obsesionado con destruirme abre una vez más esta herida que nunca ha logrado sanar. Les pido que respeten mi dolor, les pido que respeten la memoria de mi hija. Espero esta sea la última vez que deba pronunciarme», manifestó.
PERIODISTA DE LA POLÉMICA
Hernández se refiere al columnista del diario El Espectador,Jorge GómezPinilla, quien generó una falsa expectativa desde este martes sobre la suerte de la joven 17 años después de su desaparición.
Anunció en sus redes sociales su columna titulada ‘La hija de Rodolfo y el hospital psiquiátrico’, pero no evidenció en el texto ninguna prueba que confirmara que la hija del candidato presidencial estuviera viva.
Juliana desapareció hace 17 años y ni siquiera Rodolfo Hernández ha tenido claridad sobre qué ocurrió con ella. Salió de su casa en Bucaramanga con una amiga, pero a él le informaron que fue secuestrada. A la compañera la dejaron libre porque era parte de una familia con escasos recursos económicos, mientras que a la hija del constructor santandereano la mantuvieron retenida.
Hasta 2016, el candidato presidencial creyó que la responsabilidad del secuestro de Juliana era de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero lo descartó cuando el exjefe negociador Humberto de la Calle tendió puentes con los excomandantes de esa guerrilla en La Habana, Cuba, y descartaron la responsabilidad en los hechos.