Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación del régimen, anunció el pasado 4 de julio el fallecimiento de un hombre en el estado Bolívar a causa del covid-19. En declaraciones televisadas, aseguró que era obeso, hipertenso y diabético, lo que complicó su estado de salud.
Sin embargo, la familia del fallecido desmintió a Rodríguez y contó cómo fueron los últimos días de Carlos Cabello, de 52 años de edad y trabajador de CVG-Alcasa.
La periodista Maryorin Méndez publicó en Twitter que cuando Cabello comenzó a presentar problemas de salud, su familia lo llevó en busca de atención médica pero en tres hospitales se negaron a atenderlo. Finalmente un médico privado lo revisó en casa y le recomendó realizarse la prueba de covid-19.
Cabello y su entorno resultaron positivos en la prueba rápida, y la PCR la enviaron a Caracas para confirmar el diagnóstico. Para ese momento ya presentaba 41 grados de fiebre y dificultad para respirar, mientras que su familiares se encontraban asintomáticos.
Decidieron trasladarlo a Uchire, en Unare, donde lo hospitalizaron. Esa noche llovió fuerte y el CDI se inundó, por lo que lo llevaron a Uyapar en Puerto Ordaz, con la intención de trasladarlo luego al Hospital Ruiz y Páez, a una hora de dicha ciudad.
Al llegar al centro de salud le informan que se acabó el oxígeno, por lo que Cabello y su familia se movilizaron hasta el Hospital de Guaiparo en San Félix, donde después de una pelea con el personal médico logran conectarle el oxígeno.
A los familiares de Cabello le pidieron comprar en el mercado negro un regulador de oxígeno alegando que el hospital no contaba con los insumos: «Otra pelea y el regulador apareció. A Carlos le permitieron conservar el teléfono».
La madrugada del 3 de julio, Cabello llamó a su hija para decirle que se sentía infartado y que no había un solo médico en el lugar.
La joven se trasladó al hospital, donde le informaron que probablemente el cuadro que estaba presentando su papá era un ataque por el encierro y que quería escapar de la UCI.
Minutos más tarde le informaron que su padre acababa de fallecer de un paro cardíaco.
«Como trabajador de CVG, Profamilia se encargaría de todos los gastos funerarios pero en el Cementerio Jardines del Orinoco les informaron que fallecidos por covid debían pagar 100 dólares extra«, contó la periodista.
Luego de que se conociera la muerte de Carlos Cabello, vecinos y amigos de la familia se niegan a acercarse a ellos por miedo a enfermarse. Incluso denuncian que les niegan la venta de alimentos porque los etiquetan como transmisores del virus.
«Carlos Cabello, un hombre de apariencia sana, pasó las dos últimas semanas de su vida de hospital en hospital, vilipendiado tras su muerte y su familia aún sufre las consecuencias«, concluyó.