Los anuncios y acciones del régimen de Maduro, que muchos catalogan de ignorantes, parecen tener un trasfondo y ser un plan premeditado para generar la crisis que vive el país y así mantenerse al mando.
Cuando Fidel y Raúl Castro convencieron a Hugo Chávez, camino hacia el irremediable destino final del barinés, apoyar a Nicolás Maduro Moros para reemplazarlo en la presidencia de Venezuela, el larguirucho combatiente ya había jurado lealtad a la revolución cubana hacía tiempo.
Raúl Castro avizoró en Chávez una molestia no prevista, hasta el punto de coincidir con su hermano Fidel en purgar parte de la dirigencia que conformaba el Acuerdo Integral de Cooperación Cuba-Venezuela firmado el 30 de octubre del 2000.
Tales antecedentes son de importancia para analizar la actual carencia en la nación bolivariana. Las principales causas de la hambruna reinante en la gente son las regulaciones sin ajustes de precios por tres años existentes para insumos humanos, realidad de cuantía en el mercado considerando los índices de ganancia de manera no concertada, la ausencia de otorgamiento de divisas para la adquisición de materia prima y repuestos en el exterior para los productores que los requieran, por igual la baja en los ingresos petroleros y el adoctrinamiento de la economía productiva.
Maduro insiste en monopolizar la transacción alimenticia bajo la falsa premisa que es de la exclusiva responsabilidad de su gestión. De esta manera se pone de espaldas al pueblo, lo cual demuestra ser su verdadera intención: implantar el hambre como sistema de vida. Ello le permitirá exigir incondicionalidades a la población de querer estos acezar a las despensas y medicinas que son solo distribuidas por el mandatario. Quien no milite en el PSUV no podrá llenar las plazas de trabajo, como tampoco recibir educación formal. Aquellos que no se ajusten a tales requerimientos tendrán que rebuscarse en las calles o mendigar en el vecindario, y penderá siempre sobre su cabeza la posibilidad de ser acusados de delitos inexistentes que lo lleven a las mazmorras por el tiempo que a los Maduro colombianos o cubanos les venga en gana.
La demanda de víveres y subestructuras requiere de 10 a 15 mil millones de dólares al año. Los hombres de la agroindustria proponen al gobierno otorgar entre mil y dos mil millones de dólares vía Banco Central de Venezuela en divisas extranjeras de un total de tres mil quinientas millones para garantizar pertrechos básicos para el 75% de la población en el último semestre del 2016. Para cumplir con la meta total, tramitarían financiamiento externo bajo responsabilidad individual.
Para ello lograr se requiere despenalizar la adquisición de monedas extranjeras en el mercado no oficial. De igual manera proponen comerciantes e industriales, otorgar el ejecutivo un bono antiinflacionario a los 15 segmentos más desprotegidos socialmente equivalente a 30 mil bolívares mensuales por persona, por tres meses máximos.
El analista y ex presidente de la Cámara Venezolana de Alimentos –CAVIDEA–, Tomás Socías López, expresa: “La escasez en Venezuela obedece al proceso de imposición de ideología que ha prevalecido en el último año, cuando no se toma en cuenta costos, precios y aumento en las materias primas. El gobierno insiste en suministrar todo y tomar decisiones sin escuchar el área productiva privada. La actual ausencia de divisas es un incentivo para la escasez”, puntualiza.
Con información de El Nuevo Herald