Los vigilantes de los supermercados quedaron para prestar apoyo, porque ahora son los agentes de Polianzoátegui a quienes les toca resguardar el orden en los establecimientos donde venden los artículos de la cesta básica que están escasos, publica El Tiempo.
Y es que se ha hecho costumbre que en esas “mega colas” haya desorden y violencia verbal y física. Sobran los cuentos donde dicen que alguien salió golpeado mientras hacía la cola para comprar pollo, o que un grupo de personas se guindó a pelear porque uno quería colearse.
En el supermercado Central Madeirense de Barcelona han pasado unos cuantos inconvenientes. Uno de los empleados, quien prefirió no dar su nombre por razones de seguridad, recordó una pelea entre dos mujeres que estaban en una cola, y comenzaron la discusión por el puesto, “se guindaron por los cabellos y hasta sangre en la cara se sacaron. Eso fue un mediodía”.
Y como ese caso ha habido otros más. “Aquí hay discusiones todos los días, son pocas las veces que la cola avanza con tranquilidad, siempre se hace por fuera para no interrumpir la venta dentro del supermercado, y la policía del estado nos apoya”.
En el abasto Bicentenario no es distinto. Ya no abren el portón principal para el acceso de las personas y los carros para evitar un desorden. Ahora, hasta mediodía, organizan la fila en la entrada que da a la urbanización Pascal y las personas, una vez que reciben sus números, van pasando en grupos a comprar.
Antonio López, mientras estaba en la cola para comprar pollo en el Bicentenario, dijo que cada vez que alguien se quiere colear le hacen la guerra hasta que llega la policía. “Uno amanece aquí bien temprano y después viene uno más vivo a meterse”.
Con información de: El Tiempo.