Como la mayoría (por no decir todas) de las empresas expropiadas por el Gobierno, Rialca, planta que produce rines de aluminio está al borde de la quiebra y actualmente trabajando a 5% de su capacidad.
La aplaudida y promocionada política de expropiación de empresas que tocó las puertas de Rualca en junio de 2008 ha tenido resultados desfavorables. En esa planta no solo cambió el nombre a Centro de Producción de Rines de Aluminio (Rialca), la mayor transformación se dio en las líneas de manufactura, donde se dejaron de fabricar 30 mil rines semanales, para hacer en promedio mil 500, lo que es igual a una caída de 95%.
Ya para la fecha del decreto presidencial de expropiación forzosa la compañía había bajado su ritmo y trabajaba a 80% de su capacidad. En 2014 la producción estuvo a menos de 1% con 300 unidades cada semana. Pero la realidad es que más de la mitad de las máquinas están fuera de funcionamiento por falta de repuestos importados y nacionales. Entre las tres áreas de mayor importancia en la planta que son mecanizado, moldeo y desbarbado solo están operativas seis máquinas de 34, lo que significa que solo el 17% están aptas para el trabajo diario.
Ronald Sosa, operador de equipos, dijo que en los últimos siete años el Ejecutivo no ha dado recursos para reparación y mantenimiento de las máquinas, por lo que han optado por canibalizarlas, que no es más que la utilización de algunas para desmantelarlas y aprovechar piezas que otras necesitan.
Pese a que desde inicios de 2015 se ha dado una recuperación de cerca del 4% de la producción con la entrada de clientes importantes como ZGT, Chery y Venirautos, la empresa no está en capacidad de responder a todos los pedidos que le hacen, según resaltó el operador Freddy Pernía.
“Necesitamos los insumos como mangueras, correas y motores. Que den los recursos para continuar la marcha”. El suministro de materia prima proveniente de Sidor está llegando con regularidad y en cantidades suficientes, pero no ocurre lo mismo con la importada, como los mecheros que se compran en Alemania y del que no tienen existencia.
El llamado de los 276 trabajadores es al ministro de industrias José David Cabello, y al presidente de la CVG, Ángel Marcano, para que se den las soluciones que reactiven todas las líneas de producción de Rialca. También pidieron un ajuste salarial de 117% que les permita pasar a cobrar de dos mil 300 bolívares a cinco mil semanales. Antes de la expropiación la nómina la integraban 700 personas.
Con información de El Carabobeño.