Con el paso de los días, siguen apareciendo testimonios sobre el tiroteo que se registró el pasado martes 24 de mayo en la escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas, donde el adolescente Salvador Ramos, de 18 años de edad, asesinó a 19 niños y dos maestras.
En medio del ataque, una madre desesperada llamada Angélica Gómez, ingresó a esa la institución educativa con la intención de rescatar a sus dos pequeños hijos.
“Si (el tirador) me mataba a mí, pues me mataba”, expresó Gómez, quien en medio del caos logró recoger a sus hijos de diferentes sitios dentro del plantel.
Explicó que, antes de entrar en esa escena, algunas personas trataron de detenerla, pero ella hizo caso omiso. “A esta madre no la van a poder parar”, recordó.
Gómez consiguió paz cuando pudo tener a Vladimir y Pablo en sus brazos. Sin embargo, sintió el peso del acto inconsciente que acababa de protagonizar.
“En ese momento no pensé en que tal vez los podía poner en peligro si (el tirador) nos escuchaba y nos disparaba”, dijo la madre, que tuvo que recorrer varios lugares para lograr rescatar a sus hijos.
No olvidará lo que sintió al ver a sus hijos con vida y presencia cómo le agradecían por haber sido sacados de ese lugar. “Me dijeron ‘mami, gracias’ y decían que me querían mucho, me abrazaban por el miedo que tuvieron y luego se dijeron entre sí lo mucho que se querían”, reveló.
A pesar de que sus hijos están a salvo junto a ella, Gómez se ha acercado a las familias que están sumidas en el dolor por la muerte de sus pequeños.
“Todos ellos son mis amigos y sus hijos iban a mi casa a jugar con los míos”, indicó.
Gómez y sus dos hijos sobrevivieron al tiroteo más mortífero registrado en una escuela primaria estadounidense desde la masacre de Sandy Hook, en Connecticut, hace una década.
Redacción Maduradas
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