En los últimos años, la atención médica en Venezuela se ha convertido en algo precario, situación que se ha agravado en la actualidad por la pandemia. Así lo confirmó Ana Carrasquel, una venezolana al borde de la muerte que no fue atendida en un hospital por no tener covid-19.
La mujer, de 47 años de edad, contó al periodista Jesús Barreto de El Pitazo que sufre de asma emocional desde hace más de 10 años, luego de tener problemas con su hijo mayor mientras este estaba en la adolescencia.
Sin embargo, el pasado 6 de septiembre, luego de enterarse de que su hijo había sido despedido de su trabajo en Perú, vivió otro ataque de asma.
Ana narró que esa mañana ya presentaba signos de dificultad para respirar. Pero no fue hasta las 8:00 pm que ella, en compañía de sus familiares y algunos vecinos, decidió ir a un hospital.
«¿La señora tiene COVID-19?«, fue lo primero que escuchó al llegar al Periférico de Coche.
“No, tiene asma. Necesitamos que la nebulicen”, respondió su esposo Rafael segundos antes de ser remitidos por el funcionario a otro centro de salud.
“Si tiene otra enfermedad, por favor, retírese. Aquí solo se atiende COVID-19”, remató el oficial.
El militar les aconsejó acercarse al Poliedro de Caracas, donde el régimen instaló un hospital intermedio de campaña en el domo de La Rinconada, pero la respuesta fue la misma.
«No hay nadie que la pueda ver, porque si se atiende a uno, después todos van a querer venir y aquí nada más hay gente con coronavirus«, explicó el oficial a cargo de la carpa puesta como recepción.
A las 9:45 pm, Ana ingresó al campus de la Universidad Central de Venezuela, donde queda el hospital escuela.
El personal a cargo de la guardia en el servicio de triaje, la hizo pasar a una carpa instalada en el estacionamiento donde la atendieron dos horas después porque su emergencia no era prioridad.
“Qué locura. Casi muero en una carpa afuera del hospital por no tener COVID-19”, dijo a El Pitazo.
Redacción Maduradas con información de El Pitazo
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