Un ciudadano venezolano que esperaba cupo en uno de los refugios municipales recibió cuatro puñaladas mientras dormía en su hamaca en un parque de Barcelona, España.
Su agresor, un hombre enmascarado, no medió palabra. Es la segunda agresión de este tipo en tres semanas en Barcelona y los venezolanos que duermen en la calle han comenzado a organizar turnos de guardia para evitar nuevas agresiones. La policía ha abierto una investigación para capturar al responsable
La madrugada del viernes pasado, Óscar Briceño, un refugiado venezolano de 39 años que duerme en la calle en Barcelona, sintió un movimiento brusco en su hamaca. Al abrir los ojos, vio a un hombre enmascarado con pasamontañas y capucha, completamente vestido de negro. Levantó su camiseta y mostró un cuchillo. Sin mediar palabra, alzó el arma y la dirigió hacia el pecho de Óscar para asestar una puñalada.
El agresor no pudo enterrar su arma, porque topó con una de sus costillas, pero volvió a clavar el cuchillo tres veces más. La herida más profunda fue en una pierna.
“Era evidente que quería matarme. Sólo vi sus ojos. Me mostró el arma y alzó los hombros como para infundir miedo. No pronunció ni una palabra antes de lanzarme los zarpazos. Empecé a gritar a los compañeros que también duermen en la calle. Los desperté, intentaron ayudarme, y el agresor salió corriendo”, explica Óscar que trabaja vendiendo artesanía en la calle y también con algún trabajo puntual de reparto de comida a domicilio, en una entrevista con ALNavío.
Óscar asegura que no tiene ni ha tenido ningún conflicto con nadie desde que llegó a Barcelona. Está convencido de que no conoce a su agresor. El pánico se ha apoderado entre los solicitantes de asilo venezolanos, que creen que el encapuchado ataca sin ningún motivo a los inmigrantes que duermen en la calle.
Óscar fue trasladado en ambulancia al hospital, donde fue atendido por las agresiones sufridas. Tres de las heridas requirieron la intervención con varios puntos de sutura, pero la víctima no corre peligro y se recupera favorablemente. Tras la agresión, el refugio ha accedido a dar una cama a Óscar. Ahora duerme, bajo resguardo en una habitación con varias literas. El resto de venezolanos espera turno.
La última víctima, Óscar, ha vivido en varias ciudades españolas. Es artesano y trabaja vendiendo lámparas en forma de corazón para que los niños puedan dormir con una luz tenue en sus habitaciones sin miedo. Cuando se recupere de su herida, intentará seguir trabajando y ahorrar para tener de nuevo una habitación donde dormir junto a los corazones de distintas formas y colores que son elaborados, con sus propias manos, como símbolo de protección.
La agresión de Óscar supone el primer ataque de este tipo contra un venezolano en España. Es un hecho que no ocurre en Perú o Ecuador, donde el creciente malestar en las clases populares por la llegada de inmigrantes ha ocasionado varios ataques contra venezolanos.
El caso de Óscar no ha sido aislado. Hace tres semanas, otro inmigrante sin techo fue agredido por un encapuchado sin mediar palabra. La víctima, de nacionalidad marroquí, también espera el turno para una cama en el refugio municipal, según explican los refugiados.
Redacción Maduradas con información de ALNavío.
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