No se trata de una simple cuestión de tiempo para realizar el referendo revocatorio sino de estrategia. Al Gobierno le conviene retrasar la consulta por lo menos hasta la segunda semana de enero de 2017, para así dejar a uno de los suyos en la silla presidencial.
La oposición teme que el Gobierno use tácticas dilatorias -sobre todo con el sector público casi paralizado-, para que el referendo no se realice antes del 10 de enero de 2017, cuando se cumplen cuatro años del periodo que inició el fallecido presidente Hugo Chávez y que, tras su muerte en marzo de 2013, está completando Maduro.
Si el revocatorio ocurriera después de esa fecha y lo perdiera Maduro, la Constitución prevé que el vicepresidente -nombrado por el propio Presidente- lo reemplace. «Es lo que le conviene al chavismo, además de que es la interpretación lógica y real», indicó Eugenio Martínez, especialista en temas electorales.
Risa Grais-Targow, directora para América Latina del centro de Estudios Eurasia, estimó que ello permitiría al «chavismo orquestar un cambio desde el interior», reseñó El Tiempo.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) «va a poner todo tipo de dificultades», pero la «presión ciudadana es para que haya revocatorio este mismo año», afirmó el jefe del Parlamento, Henry Ramos Allup.
Empeñada en sacar a Nicolás Maduro del poder, la oposición venezolana, mayoría en la Asamblea Nacional (Parlamento), recoge en pocos días las 195.721 firmas que activarán el referendo, tras ser autorizada el lunes por el CNE.
Si el CNE valida esas primeras firmas (una por una), debe autorizar a la oposición a que recolecte luego cuatro millones de rubricas exigidas para convocar el referendo, el cual removería a Maduro en caso de lograrse un voto más de los 7.587.532 con los que fue elegido.
Dentro del proceso el CNE tiene que aprobar todos los pasos, como la planilla que se utiliza para recoger las firmas, los plazos para cada paso, así como finalmente pregunta que se pondrá en la tarjeta o papeleta de la revocatoria.