A finales de abril, se conoció que el exclusivo restaurante aéreo Altum, ubicado en Altamira, Caracas, decidió cerrar sus puertas.
El medio La Tabla reveló que la Policía Nacional Contra la Corrupción (PNCC) ejecutó el “aseguramiento” de bienes de las instalaciones de ese local aéreo.
“La cautelar de aseguramiento de bienes indica que sobre el parapeto y sus dueños existen sospechas de participar en delitos”, aseguró La Tabla en su cuenta en la red social Twitter.
Además, indicó que ese restaurante estaría “rodeado de ‘un velo’ que trasluce indicios de delitos derivados de la actuación de la mafia de corrupción de Pdvsa y Sunacrip a través de operadores financieros al servicio de altos funcionarios”.
“Una fuente experta de #LaTabla explicó que el empresario Rafael Hernández Quintero, capturado por la PNCC hace unos días, fue identificado como el testaferro de Joselit Ramirez (jefe capturado de la Sunacrip), y hacía parte del negocio del restaurante”, añadió.
Altum, que consistía en una plataforma que eleva a 50 metros de altura, contaba con seis turnos de servicio, todos los días de la semana. La experiencia de sus 25 comensales, por ascenso, duraba una hora y 20 minutos.
A finales de enero, el portal especializado en trabajos de investigación Armando.info explicó que la estructura contaba con sillas reclinables, mientras que dos bartender, un chef principal, dos auxiliares de cocina, un DJ y un animador se ubicaban en el punto medio del espacio.
El propietario de ese restaurante es Nelsy Javier Blanco Gil, empresario venezolano, explicó en su oportunidad que la iniciativa surgió de “un concepto que nació en Bélgica” y que vieron a través del internet. “Decimos que nos hacía falta para competir”, dijo en una entrevista publicada en el portal NTN24.