Venezuela entró oficialmente en su cuarto mes de hiperinflación. Una circunstancia que ha afectado severamente la calidad de vida de los ciudadanos y ha alterado sus patrones de consumo habituales.
Compras indispensables como las relacionadas con alimentación y medicamentos se han visto suspendidas y sacrificadas en medio de la coyuntura. Por lo que no causa sorpresa que en otros ámbitos que tradicionalmente se considerarían como «lujos» la crisis también haya tenido impacto.
Hablamos justamente del área de la belleza, esa que ha llevado al país a ser reconocido internacionalmente como el máximo ganador de coronas en certámenes. En épocas de hiperinflación y crisis, es una de las áreas más sacrificadas. ¿Y cómo no serlo?.
Una revisión somera por establecimientos comerciales que expenden cosméticos, así como también por sitios de compras virtuales, da cuenta de lo devaluado que está el bolsillo de las féminas y explica cómo la belleza también va quedando postergada mientras nos ahogamos en el mar de la «infelicidad» socialista.
Adiós, pelo lindo
En los tiempos de la Cuarta República fue muy popular el comercial de una reconocida marca de champú para el cabello en la que piropeaban a la dama diciéndole: «Hola, pelo lindo».
Pues esa ilusión se ha desvanecido en esta Venezuela. Acudir a una peluquería cada fin de semana, algo que era común para féminas de cualquier estrato social hasta hace poco menos de 5 años, se ha vuelto algo imposible en la actualidad. El secado de cabello cuesta como mínimo 90 mil bolívares en un salón de menor perfil y todo dependiendo del largo del cabello.
En un salón intermedio el precio oscila entre 150 mil y 400 mil bolívares, mientras que en las peluquerías más exclusivas, un secado pueda estar por encima de 500 mil bolívares, sin incluir lavado o aplicación de tratamientos especiales.
Justamente al referirnos a tratamientos especiales, hay que mencionar la aplicación de keratina o cera fría, una alternativa que por años ha permitido a muchas mujeres del país tener una melena más manejable, menos rizada y con menos frizz. Para colocársela en un salón de belleza en la actualidad hay que estar dispuesta a invertir, como mínimo, el salario integral de un mes (797.510) y sumarle el salario mínimo del mes siguiente, ya que no baja de un millón de bolívares.
Si la mujer opta por la aplicación casera comprando el producto directamente a una distribuidora, debe contar con no menos de 480 mil bolívares y hasta un millón de bolívares si desea adquirir un litro de keratina o cera fría y jugar a la peluquería en casa.
Sin ponerse muy creativas, el solo hecho de lavarse el cabello representa un golpe al bolsillo y supone tragar grueso: El champú más barato se consigue en no menos de 280 mil bolívares, al igual que el acondicionador. Los de marcas exclusivas e importadas fácilmente pueden superar el millón y medio y los dos millones de bolívares.
Los tintes para el cabello, por su parte, son un dolor de cabeza para las entradas en años o para aquellas a quienes las canas las visitan prematuramente. El más económico se exhibe hoy en día en las vidrieras en 290 mil bolívares.
A cortarse las uñas
Atrás quedaron los tiempos de las venezolanas coquetas que combinaban cada outfit con una pintura de uñas distinta todos los días.
El esmalte de uñas más económico no baja de 230 mil bolívares, si se trata de un Valmy (de fabricación local). Una pintura de uñas importada fácilmente supera el millón de bolívares. El removedor de esmalte o acetona también exhibe precios exorbitantes: entre 150 y 200 mil bolívares.
Acudir a una peluquería para consentirse con un manicure y pedicure puede costar no menos de 300 mil bolívares en una sentada. Es decir, deberá dejar el salario de todo un mes en dicho establecimiento para tener unas manos y unos pies presentables y femeninos.
Cara lavada
Los hay para todos los gustos, pero los precios son todos infartantes un polvo compacto de imitación lo puede comprar entre 100 a 180 mil bolívares, en precios intermedios como 300 mil, 700 mil y millón a millón y medio de bolívares si son de marcas como Valmy, Avon o Ebel; hasta por encima de los 4 millones y medio de bolívares si son marcas reconocidas mundialmente como Clinique.
Los rimmelstambién están por el techo. Al contarle el precio, seguro llorará y se le correrá el que tiene: Todavía puede encontrar algunos sospechosamente económicos por debajo de los 100 mil bolívares, pero los que ofrecen mejores resultados y no resultan peligrosos para su vista pasan de largo los 350 mil bolívares.
Redacción Maduradas
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