En medio de la crisis económica que atraviesa el país, un joven se vio obligado a ir a trabajar en la mina El Sindicato, en el estado Bolívar, y contó cómo fue su experiencia en este lugar.
El muchacho salió el 20 de agosto de2018 en horas desde la localidad de El Frío, municipio Sifontes, junto a un amigo. Solo llevaba un bolso tejito, conocido como guayare, que apenas pesaba 20 kilogramos entre, ropa comida y otros utensilios.
Viajó tres horas en moto y cuatro días caminando, e incluso pasó por una alcabala custodiada por gariteros, como se les conoce a los hombres que representan a las bandas criminales en los pueblos mineros, donde le preguntaron de dónde venía, a dónde iba, si buscaba ser comerciante o trabajar en las minas, además le revisaron su equipaje.
El joven narró cómo fue su trayecto hacia la mina El Sindicato, el primer día recordó que descansaron en la primera garita, que estaba cerca de un río donde recogieron agua para prepararse algunos alimentos y luego continuaron su camino. Pero por falta de luz tuvieron que detenerse, colgaron dos chinchorros y descansaron hasta el siguiente día.
Para el segundo día no contaban con agua para prepararse comida, solo pudieron comer una lata de atún entre los dos y caminaron hasta el mediodía cuando encontraron un riachuelo, tomaron agua, aprovecharon para cocinar algo, bañarse y descansar.
Unos motorizados que pasaron por el lugar les dijeron que a dos horas estaba la siguiente garita, por lo que se alistaron y se fueron.
El tercer día acamparon con otras 50 personas, allí reconoce haberse sentido más seguro por estar acompañados. A las 6:00 de la mañana tuvieron que salir sin comer, porque no tenían con qué hacerlos, y en el camino consiguieron algo de agua, tuvieron que detenerse a descansar porque ya estaban muy débiles.
En la garita le pidieron prestada la cocina al dueño para poder cocinar, aprovecharon para bañarse y recoger agua para el camino, luego siguieron caminando otras cinco horas, asegura que ya su cuerpo comenzaba a colapsar, vomitó, y tuvieron que quedarse en un pueblo llamado La Pica, donde llovió y pasaron mojados toda la noche con frío.
Después de cuatro días de caminata encontraron la mina que buscaban, llamada El Sindicato,un lugar que comparó con una cárcel a cielo abierto. En el lugar trabajan cerca de 200 mineros y lo describe como un infierno, pero con temor a represalias de parte de quienes tienen el control en el lugar.
«La vida en las minas se resume en cumplir normas y trabajar. Quien se descarría, paga caro las consecuencias«, explicó el muchacho quien se vio obligado a trabajar en las minas desde joven para poder ayudar a su familia.
Ya tiene tres años en el sur de Bolívar y con su trabajo ha podido ayudar a su madre, quien padece cáncer colorrectal.
Reconoce que su trabajo no es seguro, la comida se acaba rápido y no se consigue oro de inmediato para comprar alimentos, tampoco se tienen las condiciones para vivir de forma digna.
«Tenemos que vivir el día a día buscando la manera de producir en donde haya un chance para trabajar y conseguir un lugar, para que al final entre los malandros y los molineros te quiten el 45% de lo que haces o lo que produces», indicó.
Redacción Maduradas con información de Todos Ahora
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