Unas 64 empresa estatizadas desde 2007 pasaron a manos de capital privado en Venezuela desde el 9 de octubre de 2020, fecha en que la extinta Asamblea Nacional Constituyente aprobó inconstitucionalmente la «Ley Antibloqueo».
Esta ley le daría poderes extraordinarios a Nicolás Maduro para hacer convenios secretos con empresarios nacionales o extranjeros, según el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (CEDICE Libertad).
Cuatro de las empresas en cuestión están ubicadas en el estado Lara y pertenecen a los sectores agroindustrial y telecomunicaciones.
Sin embargo, la Federación Bolivariana Socialista de Trabajadores confirmó que estas empresas siguen paralizadas, y no cuentan con inversión de maquinaria ni de materia prima para producir.
Del mismo modo, mantienen a sus trabajadores con bajos salarios y violan su contratación colectiva impulsando las renuncias masivas.
Nerenny Rodríguez, coordinadora del Consejo Productivo de Trabajadores en Lara, denunció a través de Venezolana de Televisión que la directiva de Lácteos Los Andes no escucha a los trabajadores, y se ven afectados quienes laboran en la planta Cabudare y en la Planta Procesadora de Frutas y Tubérculos Ana Soto ubicada en Bobare municipio Iribarren.
El reclamo hizo reaccionar a Maduro quien solicitó al nuevo ministro de Trabajo, José Rivero, investigar a la empresa, y en ese momento manifestó: «En la junta directiva debe estar la clase obrera».
La denunciante también señaló que cuatro sedes de esta empresa fueron traspasadas en calidad de comodato a finales de 2020 a un grupo iraní privado, Venilac, aunque los trabajadores desconocen a los directivos y cuáles son los proyectos de inversión o planes de producción que tienen.
Según una investigación del portal Armando.info en abril pasado, estos empresarios son dos hermanos libaneses llamados Majed Khalil Majzoub y Khaled Khalil Majzoub, quienes han tenido nexos con el gobierno desde 2003, y que han recibido cerca de 90 millones de dólares preferenciales Cadivi entre 2004 y 2012.
«Hasta el momento estos empresarios se han dedicado a hacer trabajos de latonería y pintura en Lácteos Los Andes Cabudare. Han arreglado paredes deterioradas y han hecho limpieza en la infraestructura, pero no han innovado maquinarias ni se cuenta con materia prima para producir leche, derivados lácteos, jugos naturales, bebidas y alimentos. Esa sede tiene dos años paralizadas y donde yo laboro, en planta Ana Soto tenemos más de un año inactivos. allí se elaboraban cuatro líneas de producción, néctar, frutas, tubérculos y helados», señaló la trabajadora.
Redacción Maduradas con información de La Prensa de Táchira.
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