Las redes sociales han servido como un vehículo de desahogo y denuncia para las personas que son objeto de asalto en las afueras de establecimientos comerciales donde realizaron compras, tras soportar largas horas de espera, así lo reseña El Universal.
Se ha hecho común que sujetos en moto circulen por las adyacencias de las redes de farmacias, tiendas por departamento, supermercados y abastos, con una finalidad especifica: vigilar a quienes hacen colas, compran y salen, para luego robarles las bolsas con los productos que adquirieron. Pero también para arrebatarles otras pertenencias.
Ese patrón hamponil se repite en todas las regiones del país, siendo Caracas la de mayor incidencia. No hay un lugar de la capital que se haya escapado de este delito.
Aunque no se manejen cifra oficiales, porque son casos que no se denuncian formalmente, fuentes policiales indican que fácilmente pueden contabilizar hasta diez eventos cada día. Y se quedan cortos.
Por ejemplo, en Catia y en la avenida Fuerzas Armadas los casos han sido recurrentes.
Motorizados robaron papel higiénico a una joven que salió de una farmacia en el Centro de Caracas. Por miedo, prefirió no identificarse.
Pero Carlos Romero sí se arriesgó a contar su mal momento con los maleantes que iban en moto y se le atravesaron en la Av. Principal de Catia cuando llevaba dos bolsas con detergente, lavaplatos y papel de baño.
El interior del país también tiene sus historias. Víctor Rodríguez en Barquisimeto es una de las tantas víctimas.
Fue sometido por dos sujetos en moto, uno de ellos con pistola en mano, que lo amenazó para que le entregara la bolsa donde llevaba dos afeitadoras, un antigripal, jabón de baño y otras medicinas.
Tardó 40 minutos en una cola para poder comprar y pagar, pero entregarle el paquete al maleante solo le llevó varios segundos. «Eso fue a las siete de la noche, delante de mucha gente que todavía hacía la cola», destacó con resignación, pero indignado por la situación que atraviesa el país.
No le parece justo que estas acciones se repitan y, peor aún, que los funcionarios encargados de la seguridad en los comercios se queden sin hacer nada, cuando son alertados por quienes han sido víctimas de asaltos.
Manuel González, habitante de Cabudare y estudiante de Derecho, tuvo un poco más de suerte y logró salvar el kilo de detergente en polvo que había comprado tras soportar más de cuatro horas de cola.
Un maleante intentó arrebatarle la bolsa cuando iba camino a su casa. En el momento en que el delincuente lo abordó, hubo un forcejeo y el joven golpeó fuerte al desconocido y dominó al ladrón.
Organización hamponil
Un caso que causó conmoción fue el asalto masivo a clientes que esperaban en una cola para ingresar a la tienda Makro de la avenida intercomunal Maracay-Turmero.
Allí, varios sujetos se hicieron pasar por empleados de la empresa y organizaron la cola, dividiendo a quienes pagarían en efectivo.
Minutos después llegaron varios delincuentes en motos y despojaron del dinero a todos los que esperaban ingresar para poder comprar.
Ese mismo modus operandi se repitió en una venta de baterías para vehículos, ubicado en el sector El Limón del estado Aragua.