A través de sus redes sociales, el escritor y fotógrafo venezolano Willy McKey fijó posición sobre las denuncias de abuso sexual en su contra, dadas a conocer en redes sociales por una joven que afirmó, era menor de edad cuando ocurrieron los hechos.
En el texto, McKey admite que ha cometido «estupro» y pide perdón a la agraviada por el abuso «que le pude infligir». También, anuncia que renunció a los proyectos de los que formaba parte para no comprometer a las personas y empresas con las que se vinculaba profesionalmente y anuncia que someterá a revisión su «visión de la masculinidad»
«En medio de las denuncias en torno a abusos a mujeres en Venezuela, mediante la cuenta de Twitter @mckeyabusador ha salido a la luz un episodio de estupro en 2015, contado desde la protección del anonimato pero del cual debo hacerme cargo, pues es evidente que sé quién es la persona y sé cómo se dieron los hechos.
Debo reconocer que este episodio tuvo lugar en un momento en el cual yo era una figura pública y estaba en una relación formal con quien hasta hoy ha sido mi pareja. De modo que además de pedirle perdón a la afectada, también debo hacerlo con quien hice vida, por nunca haberlo conversado con ella y anularlo en mi registro de pendientes, hasta verlo aparecer en un momento como éste.
También debo aplaudir la valentía de quien hace la denuncia, porque luego del abuso que hoy entiendo le pude infligir, siguió teniéndome dentro de su círculo de referencias y contacto constante, a pesar de haber pasado por la situación de estupro.
Sabré hacerme cargo de las consecuencias de este hecho, empezando por quedar fuera de todos los proyectos a los cuales pertenezco y donde hay personas, intereses y reputaciones que pueden verse afectados por tenerme dentro de sus espacios.
A ‘Pía’, mi víctima, mi perdón más rotundo junto a dejarle saber que espero que la autopercepción que tenga de su talento y de su inteligencia incuestionables no se vea afectada por este doloroso episodio.
Es necesario para mí pasar a revisar mi visión de la masculinidad, de la aproximación a otras personas y del poder y el daño que se puede hacer a una relación y a quienes confían en ti, por espacios de normalización que empiezan a ser revisados.
Y a ti, Jennifer, también víctima de mi comportamiento, no puedo pedirte perdón por algo imperdonable. Gracias por tu apoyo durante estos años y por haberme sensibilizado en torno a ideas que me resultaban ajenas y poco relevantes, pero que hoy se me vienen encima y debo hacerme cargo.