El Gobierno de Nicolás Maduro utiliza el carnet de la patria para crear dependencia en la población venezolana, de esta herramienta dependen los beneficios con los que el aparato chavista busca crear control de la población.
Gladys Judith Aular tiene una tarjeta de estas, el pasado 20 de mayo cuando se celebraron unas elecciones presidenciales en Venezuela, la mujer tuvo que salir de su centro de votación en Petare directo a un puesto del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), conocidos como puntos rojos, allí certificó su participación electoral y fidelidad al chavismo.
Este instrumento está vigente desde enero de 2017, sirve para la transferencia digital de recursos, que el Gobierno nacional presenta como un vehículo para agilizar el acceso de la población a determinados medios de subsidios y bonos.
La oposición denuncia que es una herramienta de control social enfundado en un programa de asistencia y que su implementación es un chantaje hacia el pueblo.
En un análisis lo compararon con las conocidas cartillas de racionamientos mplementadas por Fidel Castro en Cuba.
Aunque existen diferencias entre las herramientas cubanas y las venezolanas el fin es el mismo: el control político y condicionar las ayudas estatales.
El jecutivo trabaja para ampliar su cobertura, recientemente anunció que a través del Carnet de la Patria garantizaría combustible a precios subsidiados, también el pago del transporte público y acceso a programas de vivienda.
Los servicios del carnet de la patria incluyen varios bonos y el acceso teórico a programas como el “plan parto humanizado”, el “plan chamba juvenil” y el acceso a las bolsas de comida de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
Redacción Maduradas con información de El País.
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