Este nuevo año inició en Venezuela con más del 50% de deserción escolar producto del éxodo de docentes, empeoramiento de servicios como la luz o el internet y la falta de recursos económicos en las familias durante la cuarentena lo que impide que cubran los gastos de escolaridad de sus hijos.
Ante esto, los educadores consideraron la gestión educativa de 2020 como un fracaso debido a la implementación del programa Cada Familia Una Escuela que consiste en impartir la educación a distancia durante la cuarentena por el coronavirus, pero en medio de dificultades como las fallas de electricidad e internet.
«Estamos ante un patrono que profundiza la violación de los derechos reivindicativo de los trabajadores de la educación, además, tiene una visión política netamente de la destrucción de la educación y por ende de la destrucción del gremio y su visión», señaló la secretaria de Organización de la Federación Nacional de Profesionales de la Docencia, Raquel Figueroa.
Por su parte, el profesor Franklin Piccone, consideró también la gestión del último año se caracterizó por la coacción y control social del gremio.
«Un plan bien orquestado desde las zonas educativas de todo el país que consistía en convertir a la escuela en el centro de las políticas de gobierno, y desde allí incidir sobre las comunidades», señaló el docente.
Al mismo tiempo, agregó: «Para el régimen era necesario contar con el personal docente que desarrollara estas políticas bajo el manto de una educación humanista, cuando realmente son políticas de control social para la perpetuidad del poder en manos de una cúpula corrupta«.