Las autoridades controladas por el régimen de Nicolás Maduro anunciaron este jueves 22 de diciembre que, en cumplimiento de la Constitución, no extraditarán a Gabriel Salinas, detenido en Caracas y solicitado en Colombia por el asesinato del fiscal paraguayo antimafia Marcelo Pecci.
De acuerdo a la información reseñada por la agencia de noticias EFE, desde el chavismo se aseveró que la Carta Magna prohíbe la extradición.
«El artículo 69 de la Constitución prohíbe taxativamente la extradición de los venezolanos. Por tanto, estos ciudadanos serán juzgados en el sistema judicial venezolano», explicó el ministro de Interior y Justicia chavista, Remigio Ceballos, en una rueda de prensa en la que anunció la captura de otro sujeto, de nombre Carlos Gómez, relacionado con Salinas.
El Ministerio Público (MP) confirmó esta semana la detención del venezolano acusado del asesinato del fiscal Marcelo Pecci; se precisó que está en una de las sedes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
Según la información de la Policía de Colombia, Salinas es quien, al parecer, conducía la moto acuática en la que se movilizó el homicida y que lo llevó hasta la playa del hotel de Barú donde Pecci, uno de los fiscales más reconocidos de Paraguay, pasaba su luna de miel junto a su esposa, quien sobrevivió al atentado.
«Las autoridades competentes adelantan las coordinaciones correspondientes, a través de los mecanismos de cooperación judicial internacional, con el propósito de definir la situación jurídica del ciudadano venezolano», informó la Policía colombiana en un comunicado.
Lo que se sabe, es que la banda contratada para cometer el homicidio por medio millón de dólares, estaba compuesta por un venezolano de 31 años de edad, quien fue el que disparó a quemarropa los tres tiros con la pistola nueve milímetros.
Quedaron identificados como Francisco Luis Galeano, Wendel Carrillo, Jeiverson Zabaleta, Marisol Londoño y Cristian Camilo Monsalve Londoño, estos últimos, madre e hijo. Se dedicaron a la rumba, a comprar joyas, ropa de marca y otros artículos de valor que llamaron la atención de las autoridades, que ya les seguían los pasos.
La mamá y su hijo fueron los encargados de seguir al fiscal Pecci y su esposa. Otro manejaba la moto acuática y, el último, era el jefe y el encargado de conducir el carro que los esperaba a pocos metros de la playa, en el cual emprendieron la huida.
Todos fueron capturados, gracias a grabaciones de interceptaciones telefónicas legales y registros de video de cámaras de seguridad, tanto en Cartagena como en Medellín. Gracias a ese material fueron identificados plenamente.
Redacción Maduradas con información de EFE
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