El tradicional parque García Rovira, ubicado en el centro de Bucaramanga, en Colombia, se convirtió en un hotel al aire libre para los venezolanos.
Los criollos, que migran al hermano país por un mejor futuro, duermen entre cartones y cobijas en los bancos o debajo de un árbol.
«Tenemos 15 días viviendo aquí. Necesitamos ayuda que nos den empleo», comentó uno de los afectados.
Se estima que en la ciudad bumanguesa hay 7.000 venezolanos en busca de oportunidades.