Pasada la medianoche del jueves se conoció que Manuel Sosa, de 30 años de edad, no pudo resistir las complicaciones derivadas por la herida de bala que sufrió en la región infraclavicular durante una protesta en el sector Valle Hondo, de Lara.
Sosa se convirtió en la víctima violenta número 58 de las manifestaciones y cayó en medio de una feroz represión de la GNB contra vecinos y personas que protestaban en Cabudare.
Tuiteros y residentes de la entidad lamentaron su muerte y condenaron la violencia represiva que causó este deceso.
Trascendió que Sosa dejó a un hijo huérfano y que profesaba la religión cristiana.