En un contexto de tensiones políticas y disputas electorales, el experimentado diplomático brasileño Celso Amorim ha asumido un papel crucial como asesor especial del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Su objetivo es facilitar un diálogo constructivo entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición, en medio de la crisis desencadenada por las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio.
Amorim, quien previamente se desempeñó como ministro de Exteriores durante los mandatos de Lula da Silva, ha estado colaborando de forma estrecha con los cancilleres de Brasil y Colombia. Juntos, buscan una solución pacífica que permita superar las acusaciones de fraude electoral y allane el camino hacia una salida consensuada, reseñó El País.
En una entrevista telefónica desde Brasilia al este medio español, el diplomático resaltó la importancia de mantener la puerta abierta al diálogo.
Aunque reconoce la complejidad de la situación, insiste en que no se puede validar automáticamente la victoria del presidente Nicolás Maduro sin un análisis riguroso de las actas electorales. Al mismo tiempo, advierte sobre los riesgos de reconocer de manera precipitada a la oposición, lo que podría sentar un peligroso precedente.
“No sé cómo evolucionará, pero, obviamente, nosotros no podemos reconocer la victoria del presidente Maduro sin ver las actas, pero tampoco podemos reconocer la alegada victoria de la oposición, porque de lo contrario estamos creando un precedente gravísimo”, indicó.
Añadió que, aunque la oposición haya publicado las copias de las actas oficiales, lo que ocurre en el país “es un verdadero impasse”.
La propuesta de unas nuevas elecciones se ha planteado como una posible vía para resolver el impasse. Sin embargo, Amorim es consciente de los desafíos inherentes y la necesidad de evitar una repetición de situaciones anteriores, como la controversia en torno al líder opositor Juan Guaidó.
Por ello, insistió en que continuará trabajando de la mano de otros países de la región como México o Colombia para tratar de conciliar una solución a la actual crisis política que afronta Venezuela. “No hay una salida mágica”, concluyó Amorim.
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Redacción Maduradas con información de El País.
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