Las constantes fallas con el suministro de agua y la falta de productos de higiene propician enfermedades en la piel, especialmente en las comunidades más vulnerables donde los más propensos a verse afectados son los niños.
Greismery, una niña de tres años, juega en el piso de arena de su casa, un rancho de latas ubicado en el barrio Altos de Milagro Norte de Maracaibo, su rostro y su ropa están manchados por la suciedad y su piel muestra heridas circulares.
“Sí le pica, porque se rasca y se rompe”, cuenta Osmerys Vargas, su madre, de 27 años, mientras muestra las llagas de la pequeña y explica que tres de sus cuatro hijos sufren enfermedades de la piel desde hace aproximadamente tres meses.
La progenitora está convencida que el estado de sus hijos se debe al agua que usa en su hogar, mayormente proveniente de camiones que le venden cada tobo pequeño en 3.000 bolívares.
“Creo que es eso. El agua está viniendo amarilla”, detalla la mujer, quien también tiene llagas en sus manos y zonas íntimas.
Redacción Maduradas con información de La Patilla.
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