A pesar de que el Papa Francisco estuvo la semana pasada de visita en Latinoamérica y su viaje coincidió justamente con los deplorables hechos ocurridos en El Junquito, el denominado «Sumo Pontífice» no hizo siquiera una breve alusión al hecho o al drama humanitario que padecen los venezolanos.
Francisco se quejó de la corrupción, de la explotación de las grandes corporaciones, pero declinó ir a su natal Argentina para no reunirse con Mauricio Macri y, además, no hizo ninguna referencia a la situación de Venezuela, que hoy es denunciada en prácticamente todo el mundo.
Tuiteros de todo el mundo -católicos y no católicos- le cayeron encima por su indolencia y le recordaron que como «supuesto enviado de Cristo» su misión es estar del lado de los que sufren.
Periodistas y personalidades insistieron en que la situación en Venezuela es sumamente grave como para mantener tanto silencio en torno a ella.