La Municipalidad de La Molina ejecutó el derribo de parte de la estructura que durante cuatro décadas separó a ricos y pobres en esa jurisdicción del distrito de Villa María del Triunfo.
La columna de piedras y cemento conocida como el “muro de la vergüenza” empezó a caer después de que el Tribunal Constitucional ordenara a través de una disposición la demolición.
El muro, de 4,5 kilómetros con partes de alambres de púas, divide a los residentes con casas precarias y sin servicios básicos de algunos habitantes con vivienda de lujo y piscina, como muestra de las grandes desigualdades que sufre el país latinoamericano.
Esta estructura era denominada como el “muro de la vergüenza” por los críticos, debido a que representa un trato discriminatorio.
“Afecta el libre tránsito, pero además lesiona la dignidad de los vecinos, tomando en cuenta que se trata de una división de límites que separa a dos grupos o sectores sociales que no debiera existir”, expresó Gustavo Gutiérrez, un magistrado de Tribunal Constitucional que supervisaba el derribo de la extensa columna.
La construcción del muro comenzó en la década de 1980 por parte de residentes del distrito residencial de La Molina, argumentando asuntos de seguridad por una serie de invasiones de terrenos y atentados en esos años por parte del maoísta Sendero Luminoso.
El grupo rebelde buscaba derrocar al gobierno en medio de una guerra, que dejó 69.000 fallecidos y desaparecidos.