Este domingo 1º de octubre entró en vigencia el requisito obligatorio de una visa estampada para los ciudadanos venezolanos que deseen ingresar a Panamá. La medida, anunciada el pasado mes de agosto por el presidente Juan Carlos Varela causó enorme rechazo entre la comunidad venezolana por considerar que se cierran las puertas a los ciudadanos en medio de la peor crisis política y económica por la que transita el país.
Foto: @rdbarreras.
Sin embargo, la medida fue aplaudida por panameños que en muchas ocasiones han manifestado desprecio -incluso en forma violenta- por los venezolanos que han migrado a dicha nación, al considerar que les «quitan» oportunidades de trabajo y que hasta llevan «malas mañas» a su país, juzgando de forma generalizada y discriminatoria.
A través de la red social Instagram, un usuario se refirió a esta situación de confrontación entre venezolanos y panameños precisamente el día en el que esta medida migratoria entraba en vigencia, y lo hizo desde el punto de vista de una pequeña, su hija, venezolana de nacimiento, quien en desconocimiento de toda la situación hizo rápidamente amistad con una niña panameña, sin ningún tipo de sugestión de parte de ambas.
El usuario comenta que el racismo solo es posible cuando es implantado.
«‘Papi mira, ¡una amiga!’, así me dijo mi hija cuando conoció a una niña en la playa. Se quedó toda la tarde jugando con ella. Observándolas, obtuve una conclusión: mis ojos experimentaron lo que tanto había leído sobre el racismo, pero jamás había vivido. El racismo lo creamos nosotros mismos, un niño nunca juzgará o criticará al menos que la idea sea plantada en su pequeña mente. Una venezolana y una panameña jugando en la playa, el día que la visa para los venezolanos entró en vigencia. En la mente de Marie no existió preocupación, su objetivo sólo era disfrutar de su día de playa, con su nueva amiga», escribió el usuario.
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Redacción Maduradas.
