Para PPK parece haber sido suficiente tener investigaciones sobre él, solicitudes de renuncia y discusiones en el congreso para debatir su salida. Esto y más ha tenido sobre sus espaldas el presidente Nicolás Maduro, sin que algo lo haya motivado a separarse de su cargo porque – según él- debe cumplir un legado (el que le «dejó» el presidente fallecido Hugo Chávez) del que pareciera estar marcando una distancia prudencial.
Durante el mandato de Maduro, en menos de cinco años, el país pareciera haber caído en un abismo del que no se puede salir y la única solución para muchos es su salida, algo que resultaría más fácil si él mismo tomara el ejemplo de Kuczynski.
Escasez de alimentos traducidos en hambre, desnutrición e incluso muertes; escasez de medicamentos que han impedido a los enfermos venezolanos mantener unas condiciones de vida apropiadas para su salud; inseguridad, hiperinflación, violencia, mal funcionamiento de los servicios. Un país convertido en un caos, por las malas políticas, el desgobierno y los errores cometidos por una gestión que, para el próximo 20 de mayo, pide que le den una segunda oportunidad para «hacerlo mejor» son parte de las características del Gobierno que mantiene sometido a un pueblo que hace unos años se veía próspero y lleno de oportunidades y riquezas.
Han sido muchos los canales utilizados por el pueblo de Venezuela y sectores de oposición para exigirle al presidente Nicolás Maduro que renuncie: redes sociales, protestas masivas en las calles, Parlamento, y un largo etcétera que ha sido, en apariencia, ignorado por el mandatario; aunque en el fondo y con acciones ha demostrado estar muy atento para prevenir que exista algo que lo pueda sacar del Palacio de Miraflores.
Con cuerpos de seguridad fuertemente armados ha llegado a ordenar las represiones contra quienes le piden dejar la presidencia (con enfrentamientos que han causado cientos de muertes), pone tras las rejas a quienes piensan distinto y de aquellos militares de quienes duda que pudieran orquestar el susodicho golpe de estado en el que tanto cree, los manda a degradar o incluso detener.
Aún con años de lucha contra su Gobierno, el presidente Nicolás Maduro se mantiene de pie llevando puesta la banda presidencial a todas partes del mundo donde le reciban y representando a uno de los países petroleros mas importantes del mundo, aunque -para muchos- ni siquiera es un ciudadano venezolano.
Redacción Maduradas.
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