«Pensé que freía carne humana con cebollas», fue el relato de una joven rusa llamada Liuda, quien se infectó con el nuevo coronavirus (COVID-19) en junio y ahora experimenta desagradables distorsiones de olores semanas después de recuperarse del virus.
«Una vez fui a visitar a mi abuela y comencé a sentirme mal por el olor de la comida que estaba preparando. Era tan insoportable que contuve la respiración y me escapé: pensé seriamente que estaba friendo carne humana con cebollas», enfatizó durante una entrevista ofrecida al portal Afisha.
Liuda detalló que perdió el sentido del olfato como consecuencia del COVID-19, que señaló fue recobrando gradualmente en el transcurso de un mes, pero luego se dio cuenta de que muchos olores habituales habían cambiado.
El olor lo describe como «algo nauseabundamente dulce y refrito» que aparece incluso ante champús y perfumes. Una situación que confesó la hace evitar pasar frente a cafés y restaurantes. «Es aún más difícil estar en casa, en la cocina o ducharme», dijo.
«Los médicos que visitamos dijeron que somos las primeras (pacientes) con ese problema», afirmó la mujer acompañada de otra con el mismo síntoma. «En resumen, entendimos una cosa: el problema está inexplorado y, lo peor, nadie quiere estudiarlo», sostuvo.
Redacción Maduradas con información de Afisha
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