Liliana del Carmen Campos Puello, reconocida como La Madame, vivía entre mansiones, yates y lujos gracias sus negocios ilegales.
La Madame cambió radicalmente su estilo de vida el día que fue detenida por efectivos de seguridad colombianos en Cartagena, ahora solo es la interna 131 de la cárcel de San Diego.
El día que llegó al centro de reclusión, las presas de la planta 1 le dieron un recibimiento de terror.
«Carne nueva» y «échamela pa’ acá», fueron las frases que le gritaban desde las celdas.
Al día siguiente, La Madame fue una de las primeras en salir de su celda al patio. Poco a poco, otras reclusas se sentaron junto a ella a hablar.
Una de las internas aseguró que Campos Puello tuvo facilidad para adaptarse a la cárcel y para la convivencia con sus compañeras.
Un equipo de El Espectador visitó la cárcel de San Diego y constató las condiciones en las que habita la ex proxeneta de menores.
Al lado de la cama de La Madame hay un ramo de flores rojas que recibió de parte de sus amigas y pasa sus tiempos libres decorando su celda.
Según el periódico colombiano, este centro de reclusión casi no presenta riñas y se les permite a las presas lavar su ropa, estudiar, trabajar y acceder a la biblioteca.
La Madama cambió forzosamente su oficio como proxeneta a vendedora de chucherías desde su celda.
Redacción Maduradas con información de El Espectador.
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