El aeropuerto Internacional de ciudad de Mérida, Aeropuerto Alberto Carnevalli, tiene más de un año sin operar. El diputado Williams Dávila denuncia que “quedó para uso privado de jerarcas del gobierno”.
Viajar a la ciudad de Mérida implica tomar una conexión hasta El Vigía, para luego viajar hora y media por carretera hasta la ciudad de Mérida. Eso de agarrar un avión y aterrizar en el aeropuerto Alberto Carnevalli ya no es posible. Luego del accidente que ocurrió con el ATR-42 de Santa Bárbara, en el que fallecieron todos los ocupantes de la aeronave, se decidió cerrar temporalmente (solo temporalmente) el aeropuerto para realizar revisiones en la ruta que tomaban los aviones. Después volvieron a permitir operaciones con las aerolíneas Conviasa y Avior, y todo parecía normalizarse lentamente.
Luego vino un anuncio del ex gobernador Marcos Díaz Orellana, citado por Quinto Día: “Se invitaron a empresas que estén interesadas en retomar operaciones aéreas desde el aeropuerto Alberto Carnevalli. La empresa aérea Lamia (Línea Aérea Merideña Internacional), va a operar en Mérida, y desde allí va hasta Táchira, Maracaibo y Barinas”. Prometieron que doce aeronaves estarían siendo ensambladas en China. Hasta hicieron el show con el primer despegue desde el aeropuerto, con Díaz Orellana bajándose del avioncito. Eso fue en el año 2010.
Más tarde vinieron las denuncias de corrupción que llegaron hasta el Consejo Legislativo Regional, pero la mayoría oficialista negó el debate y se declararon “incompetentes” para conocer del caso “por tratarse de una empresa privada”. El diputado Ramón Guevara (AD) solicitó una investigación a profundidad porque “se le hizo una oferta engañosa a los merideños”, y que la declaración de incompetencia para conocer del caso “contradice una de las funciones que deben cumplir los legisladores del estado Mérida, que es velar y resguardar los intereses de los merideños, así como la atribución de controlar y fiscalizar las actividades del Ejecutivo Regional”. Así reseñó este episodio Yohana Pérez para el Diario de Los Andes en octubre de 2010.
Pero el 02 de noviembre de 2013 todo cambió. Ya no era una línea “totalmente merideña”, sino que resultó ser “totalmente margariteña”. Aporrea señala en esta fecha que “fue presentado en el estado Bolívar el primer avión de la Línea Aérea Margarita Internacional de Aviación, empresa que a partir del año 2014 aspira unir al estado Nueva Esparta con varios destinos en el Caribe. La aeronave arribó al Aeropuerto Internacional Manuel Carlos Piar de Ciudad Guayana, venía a bordo el gobernador de Nueva Esparta, Carlos Mata Figueroa y directivos de la aerolínea LaMia, quienes fueron recibidos por el gobernador Francisco Rangel Gómez”.
Cuatro años después, Lamia sigue sin operar y su sitio en Internet sigue diciendo que es “merideña”. Conviasa y Avior llevan más de un año con sus rutas hacia Mérida “cerradas”. El diputado Williams Dávila trae una denuncia en exclusiva que pone en duda las intenciones del gobierno en promover el “turismo chévere”.
Afirma Dávila que “el aeropuerto de ciudad de Mérida fue construido en 1945 durante la revolución de octubre , cuando Rómulo Betancourt era presidente. Ahora la desidia de un gobierno de tinta y papel ha dejado a Mérida sin esta fuente de trabajo que es fundamental para su desarrollo económico, porque impulsaba el turismo y la agricultura. Me preocupa escuchar de personas cercanas al gobierno que pretenden construir allí un proyecto de viviendas, que bien podría hacerse en otro lugar. Cuando fui gobernador de Mérida, teníamos 27 vuelos diarios y resguardo aduanero para recibir turistas de Curazao y Aruba. Todo eso fue destruido por la langosta del socialismo del siglo XXI”.
Pero lo más grave de su denuncia es lo siguiente: “el aeropuerto quedó como un club privado… como un aeroclub para los burócratas del alto gobierno, sus contratistas y demás élites del socialismo de cuartel de este régimen que lo utilizan para sus aviones privados de lujo para sentar sus posaderas en Mérida y sacarle el jugo al presupuesto del estado en contrataciones y negocios”.
Danny Leguízamo / Konzapata