En su más reciente trabajo, realizado con investigadores asentados en países como Francia, España y Estados Unidos, Páez abordó la realidad de estos emigrantes y jerarquizó las tres razones fundamentales que provocaron la estampida. La inseguridad jurídica y personal, ligada al ámbito político, fue quizás la más repetida. Esto, junto a las dificultades para el crecimiento económico y el desarrollo personal, además de la ausencia de libertades y la creciente impunidad.
“Estamos en un país en el que desapareció el 40 % del parque industrial junto al 12 % del parque empresarial, lo que implica menos fuentes de empleo privado y la imposibilidad para el venezolano de percibir un salario que le permita acceder a un vehículo o una casa, bienes que hoy en día parecen una utopía para la gran mayoría. Vivimos con uno de los índices de inseguridad más altos del mundo, con una fuerte escasez de productos básicos y desabastecimiento que empeora cuando los inversionistas prefieren iniciar sus negocios fuera de Venezuela ante la falta de garantías”.
Flavia explica con nostalgia por qué se va del país. Aunque el catedrático no la consultó para su estudio, su relato encaja en los resultados de la investigación. “Tengo dos trabajos y aún así no puedo vivir sola. El sueldo no alcanza para nada, no tengo capacidad de ahorro, ni pensar en comprarme un carro porque o no hay o simplemente los precios son impagables. Aquí uno vive en constante zozobra, con un miedo permanente a que nos roben o maten. No tengo posibilidades de surgir”.
Contra reloj
Desempolvar los documentos de abuelos inmigrantes para rescatar aquella nacionalidad olvidada; búsqueda incansable de trabajo -en el país destino- con un título universitario recién adquirido -y que de poco sirve en Venezuela-, asilo político o proyectos de inversión. Por cualquier vía los venezolanos se juegan su última carta fuera en una nación extraña.
De acuerdo con un informe sobre Estimado de Migración del Banco Mundial (BM), para 2010 los seis primeros países receptores de venezolanos emigrantes fueron Estados Unidos, España, Colombia, República Dominicana, Portugal y Canadá. Cuatro años después la lista se mantiene, con agregados como Panamá, Chile, Ecuador, Francia, Italia e incluso Australia.
De los resultados preliminares del trabajo de Páez, se desprende que un 90 % de la emigración nacional es de graduados universitarios, 40 % tiene maestría y 12 % tiene doctorado. “Se fugan nuestros cerebros, nuestro capital humano y profesional, que va a crear riqueza a otros países”. Y para irse una profesional como Flavia, que ve pocas oportunidades para desarrollarse en su tierra, debe cumplir una serie de trámites que le facilitarían su entrada en la que será su nueva nación.
La joven periodista y contadora sabe lo que necesita: título universitario, notas certificadas, programas de estudios y certificación internacional de antecedentes penales; todos legalizados y apostillados. Los ministerios de Educación Universitaria, el de Relaciones Interiores, Justicia y Paz; y el de Relaciones Exteriores son los objetivos, pero desde que inició el año estas sedes duplicaron su número de visitante, y la mayoría no pasa de 35 años.
“Para pedir los antecedentes penales ahora se hace por Internet y la página web siempre está colgada. Si uno va a la capital a tramitar los otros documentos gastas en pasajes, estadía y comida. Me han dicho que en el de Educación Universitaria entregan 50 números en la mañana y 50 en la tarde, y la gente llega de madrugada. Lo mismo pasa en el de Relaciones Exteriores, que no es por número, pero sí por hora de llegada, a las 6.00 de la mañana ya hay más de 100 personas en cola”.
Flavia no dudó en asesorarse con un gestor, de aquellos que no faltan en este proceso de revolución cuando de agilizar trámites se trata. Pueden cobrar entre tres mil y cinco mil bolívares por los documentos, y se tardan de dos a tres semanas en entregarlos. “Gasto menos que yendo a Caracas”. Su fecha tentativa de viaje es en febrero del próximo año. Mientras resuelve la documentación aquí, aún tiene cinco meses para tramitar su proceso allá. Para eso necesita entre dos mil 500 y tres mil dólares. El abogado ya está contactado, solo hay que esperar que el tiempo corra.
Cifras desalentadoras
96 % de los venezolanos que emigra no tiene planes de regresar.
1 de cada 10 venezolanos asegura estar buscando información o realizando trámites para emigrar del país.
3 de cada 10 venezolanos tienen algún familiar en otro lugar del mundo.
Aumentan las visitas a los consulados