El pasado miércoles fue descubierta y clausurada la casa museo de Pablo Escobar, en Medellín, Colombia, donde invitaban a turistas extranjeros a realizar un “narcotour” para conocer más sobre el narcotraficante más peligroso de la historia.
El operativo estuvo de la mano de la Secretaría de Seguridad y Convivencia de Medellín y el Viceministerio de Turismo.
De acuerdo con la Alcaldía de Medellín, el cierre de la misma se hizo porque, supuestamente, no poseía la documentación correspondiente que solicita el Régimen Nacional de Turismo, por lo que fue suspendida “de manera temporal”.
El lugar era administrado por Roberto Escobar, hermano del fallecido capo, alias “Osito”.
El museo estaba escondido, no tenía ningún tipo de señalización. De hecho vecinos del lugar desconocían de su existencia.
La única manera de llegar allí era a través de agencias de viajes, donde le daban publicidad con el lema “conozca los mejores lugares donde Pablo Escobar marcó historia”. Allí no estaban permitidos los colombianos.
La entrada tenía un valor de 30 dólares y los turistas realizaban recorridos en el que les hablaban en inglés y español. Además si pagaban un adicional de 4 dólares podían ser llevados al edificio Mónaco y a Jardines Montesacro, donde está enterrado Pablo Escobar.
Dentro del lugar se podía encontrar fotografías del capo, partes de su primer carro con impactos de balas, escondites secretos que usó Escobar y hasta un escritorio caleta original, donde transportaba millones de dólares.
El museo aparecía en portales turísticos como TripAdvisor, en el que recibía valoraciones de 4,5 estrellas sobre 5 y además poseía “certificado de excelencia”.
Redacción Maduradas con información de Infobae y El Tiempo