Con la entrada en vigencia de la renovación del decreto de emergencia económica por otros 60 días prorrogables, que se oficializó en la Gaceta Oficial 41.478, el presidente Nicolás Maduro adquirirá poderes “supremos”.
Foto: El Diario de Nicaragua
El decreto fue difundido este miércoles, justo cuando Maduro viajó hacia China, dejando en el país el texto que le confiere el poder de adoptar «medidas urgentes, efectivas, excepcionales y necesarias” a fin de “preservar al orden interno el acceso oportuno de bienes, servicios, alimentos, medicinas y otros productos” a la población.
Maduro también fue facultado para aprobar o suscribir contratos de interés público, para obtener “recursos financieros, asesorías técnicas o aprovechamiento de recursos estratégicos” y todo esto sin el aval de la Asamblea Nacional o de otros Poderes Públicos, tal y como está establecido en la Constitución.
El decreto posee 36 puntos y enlista una serie de «medidas excepcionales” que podrá adoptar Maduro con tan solo una firma, como restringir las garantías constitucionales, a excepción de las concernientes al artículo 337 de la Constitución que establece los derechos a la vida, prohibición de incomunicación o tortura, el derecho al debido proceso, el derecho a la información y los demás derechos humanos intangibles.
Como otra «perla» del documento destaca que los funcionarios que hayan sido sancionados políticamente serán absueltos en el siguiente caso:
“Se resuelve decidir la suspensión temporal y excepcional de la ejecución de sanciones de carácter político contra las máximas autoridades del Poder Público y otros altos funcionarios, cuando dichas sanciones puedan obstaculizar la continuidad de la implementación de medidas económicas para la urgente reactivación de la economía nacional, el abastecimiento de bienes y servicios esenciales para el pueblo venezolano, o vulnerar la seguridad de la Nación”, reza el punto 32 del polémico decreto.
Este decreto de emergencia fue publicado por primera vez en enero de 2016, y no ha logrado ningún tipo de recuperación. Por el contrario, el país vive cada día más sumido en una crisis económica insostenible.