El cantante Ricky Martin se considera a sí mismo como una amenaza y asegura que está atemorizado por cómo se le pueda ver en Estados Unidos, donde reside, durante estos días donde el racismo ha sido un tema muy presente en ese país.
EEUU está sumergido en una ola de protestas que comenzaron con la muerte del afroamericano George Floyd, de 46 años, a manos de un policía que le presionó el cuello con una rodilla.
Luego de este hecho comenzaron las manifestaciones contra el racismo en todo el país e incluso se han extendido por todo el mundo.
Durante una entrevista con el presentador Enrique Santos para el programa Suelta La Sopa, Ricky Martín hablo al respecto: «Mira, yo soy un hombre latino, homosexual, casado con un hombre árabe, viviendo en los Estados Unidos. O sea, yo soy una amenaza para esta gente, lo veas por donde lo veas”.
Además señaló: «Yo vivo esto todos los días, no tan expuesto porque vivo aislado, en mi casa, tranquilo, yo voy de aquí a mi trabajo, del trabajo vuelvo a casa. Pero vivimos aquí, escuchamos las historias, sentimos. Bajar del carro […] y pararnos a tomar un café puede ser peligroso”.
El cantante, de 48 años, está casado con el pintor de origen sirio y nacionalidad sueca Jwan Yosef, de 36. La pareja comenzó su relación hace más de cinco años, se comprometió a finales de 2016 y viven con sus cuatro hijos en una gran mansión en Beverly Hills, una de las zonas más exclusivas de Los Ángeles, en California.
“Yo no crecí pensando que EEUU era así. Pero EEUU era así. Lo que pasa es que ahora tenemos cámaras y lo vemos. Ahora nosotros como ciudadanos prendemos el teléfono, grabamos la injusticia y nos enojamos. Ahora lo estamos viendo. No sé, no sé. Yo les enseño a mis hijos el amor”, indicó.
Al ser cuestionado sobre cómo maneja la situación para mantener a sus hijos al margen frente a los sucesos que se viven en ese país respondió: “Bueno, somos realistas, este último mes hemos tratado de ver lo menos posible la televisión. Yo sí me mantengo informado porque tengo que saber lo que está pasando. Pero creo que ha sido una gran terapia alejar a los niños de la pantalla. Aunque ellos no estén viendo televisión, están escuchando lo que está saliendo. Para mí ha sido bien importante, para mi cicatrización de una manera u otra, alejarme un poco… Estar enfocado, saber lo que está pasando, pero no…”
Sobre el caso de Floyd recomendó «hablar del amor» y reconoció que considera enfermizo hablar sobre este tema: «Parece mentira que tengamos que estar hablando de esto en el 2020 en EEUU”.
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Redacción Maduradas con información de El País
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