El pasado miércoles 28 de febrero, las autoridades de Estados Unidos ejecutaron a Iván Cantú, un latino que fue condenado a muerte por un crimen que, hasta el final de sus días, y por más de 22 años, defendió que no cometió.
Tras la ejecución, el caso ha reabierto un debate sobre la historia de Cantú, quien recibió la inyección letal en la penitenciaría estatal de Huntsville, a las 6:47 pm, tras dos décadas en el corredor de la muerte.
Vale mencionar que a Cantú lo condenaron por el asesinato de su primo, James Mosqueda de 27 años, y de su novia, Amy Kitchen de 22 años. Sucedió en Dallas durante el año 2000. Sin embargo, de acuerdo con BBC, en su declaración final, previa a su ejecución, reiteró que no asesinó a Mosqueda y Kitchen. Del mismo modo, aseberó que su muerte no traería paz a las familias de las víctimas.
«Quiero que sepan que nunca maté a James y Amy. Quiero que todos sepan que no creo que esta situación aquí les traiga un cierre», dijo.
Diversas organizaciones de derechos humanos denunciaron irregularidades en el proceso legal. Al mismo tiempo, exigieron que se anulara la condena del latino y se llevara a cabo una exhaustiva revisión de su caso. De hecho, Sylvia Cantú, madre del condenado, aseveró que las evidencias fueron «manipuladas».
Entre estas «falsas evidencias», la mujer apuntó que hubo declaraciones falsas de testigos en el juicio. Del mismo modo, señaló que los abogados que designó el tribunal fueron ineficaces a la hora de defenderlo.
Redacción Maduradas con información de BBC
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