El ternor italiano Andrea Bocelli invitó a subir a la tarima al extenista suizo, Roger Federer, quien se conmovió al escuchar al artista entonar Nessun Dorma, un aria del acto final de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini.
«Es un honor dedicarle el último aria por las emociones que les dio a todos«, comentó Bocelli al público, antes de pedirle a la leyenda del tenis que subiera al escenario.
Mientras el artista cantaba, Federer no pudo evitar dejar caer algunas lágrimas y al final de la canción se unió a los aplausos del público con entusiasmo.