La venezolana Milagros Yanes se hizo noticia a mediados del año pasado tras haber sido deportada de Estados Unidos después de 20 años residiendo en ese país y pese a que sus hijos son ciudadanos americanos.
La mujer ahora se radica en Ecuador, país de origen de su esposo, en donde lucha por comenzar una nueva vida junto a su marido y sus dos hijos, nacidos en Estados Unidos.
“Ya estamos en Ecuador desde hace un mes adaptándonos al cambio. En junio, mi esposo e hijos se tuvieron que ir a Ecuador primero para que mi esposo cumpliera con la orden de deportación. Yo me tuve que quedar porque no tenía el pasaporte venezolano, que llevaba casi dos años esperando», narró al programa «Despierta América».
La adaptación en el país destino no ha sido nada sencilla:
“Yo todavía estoy en shock extrañando todo lo que fue mi vida adulta y profesional en Estados Unidos. Los niños también están experimentando un poco de bullying en la escuela por ser americanos. A nivel general es un proceso bastante difícil lo que vivimos, comentó en declaraciones a dicho espacio televisivo.
Yanes llegó a Estados Unidos en 1998 junto a sus padres, cuando tenía 17 años. Dejaron su ciudad natal Caracas y se radicaron en el sur de la Florida. La señora estudió Administración de Negocios en el Miami Dade College y años después obtuvo su título universitario en Marketing de Florida International University (FIU).
Su pareja, Luis Mejía, llegó de Ecuador a Florida con visa de estudiante en 1998 y ambos se casaron en 2011. La pareja excedió el periodo de sus visas y por una decisión precipitada firmaron su salida voluntaria de ese país en agosto del 2010, lo que derivó en una orden final de deportación.
A pesar de que Yanes y Mejía estaban decididos a irse y tenían comprados los boletos para enero del 2011, una trágica noticia cambió sus planes: a los padres de la venezolana les diagnosticaron cáncer, su padre en etapa 4 y su madre en etapa 2.
Yanes, quien es hija única, decidió quedarse en EEUU para cuidar de ellos y en el 2012 lograron la aprobación de la solicitud de aplazamiento de deportación o remoción, la cual les permitía tener un permiso de trabajo y licencia de conducir. Con este estatus lograron permanecer legales en este país, trabajar y comprar una casa en Brickell.
Todos los años debían reportarse y nada sucedía, pero con la administración Trump todo cambió y les informaron que la solicitud de aplazamiento de deportación o remoción había sido denegada. A la pareja hasta les llegaron a colocar grilletes.
Redacción Maduradas con información de El Nuevo Herald
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