Después de anunciar un «sacudón económico» y tras haberse iniciado muchos rumores (con bastante base y fundamentos) sobre la posible intervención de Empresas Polar por parte del Ejecutivo nacional, el día que Maduro iba a hacer los tan esperados anuncios, optó por no hacer mención a ello y sólo anunciar un incremento en el sueldo mínimo.
Según los cálculos de Bank of America en su último informe, si el esquema cambiario venezolano no sufre cambios en 2015, el costo de los subsidios indirectos podría llegar a representar 10,4% del producto interno bruto, y esto sería en parte el motivo de no haber tomado acciones aún contra Polar.
El monto equivale a $38.163 millones de dólares e incluye el costo de vender dólares a una tasa sobrevaluada de Bs 6,30 por dólar al sector privado, de comercializar los bienes importados por el Estado a precios atados al tipo de cambio más bajo, y el de ofrecer gasolina y energía subsidiada al mercado interno.
Estos subsidios son llamados indirectos debido a que se utiliza al sector privado como puente para hacer llegar los beneficios de la subvención a la ciudadanía, lo cual es incongruente en un gobierno de izquierda que no tiene una relación armoniosa con el empresariado, explicó Francisco Rodríguez, economista jefe para la Región Andina de Bank of America, en una entrevista concedida la semana pasada a Elestimulo.com.
El informe destaca que el hecho de que el presidente Nicolás Maduro afiance su campaña contra los empresarios privados, acusándolos de promover una “guerra económica” que busca desestabilizar al país, al mismo tiempo que mantiene un subsidio cambiario es una de las grandes paradojas de su gobierno.
Esta “política errónea” es demasiado costosa para pasar por alto. Reseña las declaraciones de Maduro del 22 de abril en las asegura que no otorgaría más dólares a Fedecáramas pueden ser interpretadas como una señal de que el gobierno ha entendido el alto precio del subsidio cambiario y se niega a continuar financiándolo.
Ante la situación, el gobierno tiene dos opciones para dejar de usar al sector privado como intermediario de los subsidios al consumo: la primera es autorizar una fuerte devaluación combinada con un aumento en los programas de transferencia directa, como las misiones. La segunda consiste en una toma completa por parte del Estado del sistema de comercialización.
Las expectativas crecieron en torno a la segunda opción, con los rumores de la intervención del sistema de distribución de alimentos de Empresas Polar como parte del llamado “sacudón económico”. Sin embargo, esto no ocurrió y Maduro se limitó a decretar un aumento del salario mínimo y señalar que “la clase obrera no está preparada para asumir la conducción económica de la patria”.
La firma considera que la falta de anuncios en esa dirección refleja que tal vez los elementos pragmáticos han recobrado la suficiente fuerza para evitar una mayor radicalización. Añade que el gobierno pudo haberse percatado de que el incremento de los controles y las nacionalizaciones son medidas impopulares que van en detrimento del objetivo de ganar las elecciones parlamentarias.
Con información de El Estímulo.