Este jueves 8 de septiembre, los ojos de todo el mundo se posaron sobre el estado de salud de la reina Isabel II, especialmente, luego de que sus doctores manifestaran estar «preocupados» por su estado de salud recomendaran que quede bajo supervisión médica.
De hecho, según refieren medios locales, cuando recibió a Liz Truss, la nueva primera ministra británica tras la salida de Boris Johnson, se le pudo ver con un aspecto más deteriorado: mucho más delgada y encorvada.
Sin embargo, lo que realmente hizo saltar las alarmas en el Reino Unido fue el color de su mano, de un tono oscuro amoratado.
Apenas dos días después de aquel encuentro con Truss, el Reino Unido y el mundo entero miran con preocupación a la familia real a la espera de una buena noticia sobre la salud de la reina.
Un comunicado del Palacio de Buckingham informó que la monarca, pese a todo, se encuentra «cómoda» en Balmoral.
«Mis pensamientos – y los de todo el mundo en el Reino Unido – están con Su Majestad la Reina y su familia en este momento«, dijo Truss, vía Twitter.