No cabe más
Los equipajes con drogas no llegaron por el proceso habitual de verificación a los pasajeros. Eran 27 valijas de tapas duras y en su mayoría de colores oscuros, que fueron sometidas a una revisión de rayos X, en una máquina identificada como Delta 1, al pie del avión.
Cada una de las 600 imágenes tomadas ese día por el aparato lleva la fecha y una hora en que fueron captadas. Las capturas de los 27 equipajes, inspeccionados entre las 4:11 pm y las 4:15 pm, dejaron evidencia las panelas de droga.
Las maletas llegaron desde la rampa 25 del terminal nacional al área de seguridad de la rampa 14 del internacional en un mismo remolque, supuestamente conducido por Luis Mayora, uno de los detenidos por el caso.
Los videos de vigilancia revelan que los efectivos de la GNB, policía aeroportuaria y seguridad privada (OWS) no parecían detectar ninguna irregularidad. No obstante, el caletero de la rampa tuvo que esforzarse para sacarlas de la correa.
Cada maleta tenía en promedio 45 panelas. Esto da un total de aproximadamente 1.215 kilos de drogas. La diferencia de 167 kilos con respecto a los 1.382 kilos incautados en París no ha sido explicada por ninguna autoridad.
Luego de los rayos X, las maletas fueron olisqueadas por un perro de la GNB. Después las metieron en un contenedor que trajo el jet, identificado con el número AKE04320.
Juan Alberto Chirinos, gerente adjunto de Air France, recibió una planilla en la que estaban los adhesivos correspondientes a 27 maletas, colocados por personal de la subcontratista OWS. Se asomó, y al ver el contenedor lleno colocó el símbolo Ø equivalente a “sin espacio disponible”.
No estaba en los planes que Chirinos encabezara el grupo que chequeó el vuelo 385 del 10 de septiembre. Él hacía una suplencia a la empleada Lisbel Piña, que fue llamada de improviso para participar en un curso promovido por el aeropuerto.
Según el abogado Francoise Jereije, la labor de Chirinos consistía en hacer que el proceso fluyera sin retardos. La revisión del contenido de las maletas no era de su competencia. Aun así, permanece detenido.
En total, 300 maletas viajaron en las bodegas del Airbus A340-300. De ellas 273 correspondían a los 253 pasajeros. Las otras eran las “contaminadas”. Chirinos envió a París la información sobre la carga del jet. La relación de peso/balance fue calculada en la central de la línea aérea, como es habitual. De allí le remitieron el plan de cargamento, indicando dónde iría cada contenedor. El que iba con la droga fue colocado en la bodega delantera. La cámara de vigilancia que apuntaba en esa dirección falló ese día, aun cuando fue reparada en la mañana. El resto de los equipajes fue a la bodega trasera.
Los fiscales del Ministerio Público sostienen que este “punto ciego”, junto a otros siete, fue aprovechado para introducir las maletas llenas de cocaína. Por las fallas de las cámaras está preso el teniente coronel Ernesto José Mora Carvajal, jefe de Seguridad del aeropuerto.
Cuando las maletas entraban al avión, el fiscal aeroportuario Argenis Escobar Camacho se comunicó con su colega Jimmi Jaime: “Ya la están pasando”. Eso lo incriminó.
La Casa del Santero
La Fiscalía sostiene que una empresa de santería fue utilizada para legitimar una parte de los capitales ilegales pagados a los cómplices de este grupo de traficantes.
La Casa del Santero estaba en la avenida Soublette de Catia La Mar. Ahora es una tienda de motos. Entró en el radar de los investigadores luego de un allanamiento efectuado a la quinta Reneta del sector Las Tunitas en Catia La Mar. La GNB llegó a ese inmueble el 4 de octubre gracias al dato aportado por un informante anónimo, que indicaba que en ese sitio supuestamente fue embalada la droga. Preguntaron por un hombre conocido como el Gordo. Se trata de Harry Augusto Romero Morales, un mecánico de aviación civil y propietario del local de santería.
Romero nunca fue encontrado, y hasta la fecha permanece solicitado por las autoridades junto a su esposa Ginette Urbaneja. Al registrar sus pertenencias los guardias hallaron un pasamontañas negro y una pistola Tanfoglio calibre 9 mm, fotos y varios pen drive. Pero no había rastros de sustancias ilícitas.
Los fiscales Jeylan Sandoval, Oneglys Zapata, Juan López Barrios, Gustavo González y Rosalba Hernández indicaron que las cuentas del local de santería y de otra empresa de papel (Promociones Roma) fueron usadas para pagar 2,3 millones de bolívares en cheques de gerencia a una de las detenidas, Marjorie Guimar González Juárez, esposa del fiscal aeroportuario Argenis Escobar Camacho. Con estos fondos la pareja adquirió un apartamento en Margarita.
Más allá de eso, los investigadores no han encontrado otras evidencias sobre el flujo de dinero ilegal vinculado a la operación de transporte de drogas en un vuelo comercial más importante de los últimos años.