Antes de que Hugo Chávez enfermase de cáncer en 2011, su salud había estado supervisada por un equipo médico del que formaba parte Claudia Díaz Guillén, una suerte de «favorita presidencial» que impedía o facilitaba la interacción de funcionarios con el mandatario, o al menos así lo describe una fuente consultada por Efe que trabajó para el gobierno durante aquellos años.
La misma fuente, que pidió el anonimato, recuerda a la exenfermera como una mujer «controladora» que era vista más como «una especie de jefe de seguridad», impresión que puede estar relacionada con la formación militar de Díaz, que alcanzó el rango de sargento técnico de la Armada venezolana.
Mientras tanto, su esposo Adrián José Velásquez, el verdadero jefe de seguridad presidencial, rondaba los 30 años y ya había trabajado para la Dirección de Contrainteligencia Militar, un cuerpo acusado de cometer atropellos contra detenidos y que ha estado en la mira de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas.
La cercanía de Díaz con el presidente Chávez se fortaleció conforme ella avanzaba también en la cartera financiera del país, donde ocupó el cargo de directora nacional de egresos en 2008, cuando el gasto público de Venezuela se estimó en más de 60.000 millones de dólares, para luego tomar las riendas del Fondo de Desarrollo Nacional.
Entre enero y mayo de 2011, la sargento pasó de subdirectora a jefa plenipotenciaria de la Oficina Nacional del Tesoro, dos cargos adjudicados por Chávez en los últimos meses en que gozó de buena salud.
El matrimonio, supuestamente enriquecido con más de 10 millones de dólares, salió de Venezuela en 2013 para instalarse en España, poco después de morir su mentor y entonces mandatario, y asumir el poder Nicolás Maduro, lo que supuso un frenazo en seco en su escalada política y económica.
EFE
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