El senador estadounidense Marco Rubio habló durante una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, en la que volvió a condenar la decisión de la Administración Biden de entablar conversaciones con el «narcorégimen» de Maduro en Venezuela.
En el debate, Rubio se quejó de que el gobierno de Biden hubiese establecido los contactos sin consultarlo con Juan Guaidó, a quien reconocen como presidente interino.
En concreto, Rubio confrontó a Victoria Nuland, subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, al recalcar que la visita de la delegación de Biden a Venezuela no fue notificada previamente a la presidencia interina de Juan Guaidó.
«¿Estados Unidos reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela?», preguntó Rubio, a lo que Nuland respondió: «Reconocemos su liderazgo en Venezuela, sí». El senador insistió y siguió ampliando el punto. «¿Lo reconocemos como presidente de Venezuela? ¿No es esa nuestra posición oficial? Está. Entonces, ¿por qué nos reuniríamos con el dictador Nicolás Maduro, sin decirle a Juan Guaidó o al embajador [venezolano] aquí en los Estados Unidos que estaba sucediendo? ¿Por qué no coordinamos con ellos de antemano?».
La funcionaria del gobierno de Biden respondió, aunque de forma dubitativa, que se habían reunido con la oposición antes de hacerlo con Maduro, lo que inició un cruce de versiones. Rubio la desmintió: «Se reunieron con la oposición después de esa reunión». Nuland negó que esto hubiese sido así: «Creo que fue al revés, senador». Pero Rubio, lejos de aceptar su versión, reveló que fue todo lo contrario: «Le aseguro que fue después de esa reunión, y ciertamente el Embajador (Carlos Vecchio) se siente así. No se dio cuenta de ello hasta después de esa reunión».
Acto seguido, Rubio le recordó a Nuland que la industria petrolera venezolana «está en ruinas después de años de mala gestión y corrupción» y alertó que se convirtió en una «alcancía personal» para Maduro.
«Producen, en un buen día, como una cuarta parte de lo que producía lo que todos recordaríamos como Venezuela. Y toda persona informada en la industria petrolera le dirá que si fuéramos a comprarlo todo, y no podemos, porque parte ya está comprometido por contrato, [tendría] un impacto insignificante en la economía de Estados Unidos. Pero sería un gran beneficio para Maduro. Serían millones de dólares para su alcancía personal. Entonces, ¿esta reunión, la reunión secreta que tuvo lugar este fin de semana, es parte de una estrategia de Rusia? ¿O es parte de un giro general en el asunto más amplio de Venezuela?«, volvió a preguntar Rubio en su exposición.
Nuland aclaró que la estrategia en Venezuela por parte de Estados Unidos «no tiene pivote».
«Solo puedo hablar sobre [la reunión] hasta cierto punto en este entorno. Si lo desea, me complacerá hablar con usted al respecto en otro entorno», a lo que Rubio argumentó que si era información confidencial es porque era el resultado «de la conversación con el gobierno de otro país»,
Nuland sostuvo que podía referirse hasta cierto punto sobre lo conversado por las delegaciones de Maduro y Biden «por varias razones», pero reveló que la misión «consistía en visitar y comprobar el bienestar de nuestros estadounidenses encarcelados, el CITGO 6 y los otros dos. Y como saben, hemos hecho visitas periódicas a Caracas con ese fin. También buscábamos que el gobierno venezolano volviera a sentarse a la mesa con la oposición en las conversaciones de paz supervisadas internacionalmente. Y luego hubo una serie de otras cosas que discutimos de las que puedo hablarles luego».
En otro extracto del debate, Rubio dejó claro que el contacto con Maduro no beneficiará a la oposición venezolana y que solo serviría para dañar a la figura de Guaidó.
«Simplemente, no entiendo por qué pensamos en llegar a un acuerdo con Maduro ahora para levantar las sanciones cuando él, ayer, se jactó en la televisión sobre esa reunión y … se burló de Guaidó. Esa reunión le hizo un daño tremendo a la persona que reconocemos como presidente de Venezuela. Es increíblemente preocupante. Y no significaría nada, no notaríamos nada. [Maduro está] más que feliz de aceptar las negociaciones. Los utiliza para dividir a la oposición y desmoralizarla, habitualmente, como también lo ha hecho Putin», concluyó.