Los altos costos en Venezuela no dejan de sorprendernos. Todos los días hay un artículo que nos deja con la boca abierta. Sobre todo cuando se trata de chucherías o alimentos que se han convertido en infalibles en la lista del mercado. Sin embargo, esos “gustos” han ido desapareciendo porque ¿quién puede gastar el dinero que no tiene?
El salario mínimo es de 15.501 bolívares que se van como sal y agua. A veces tratas de convencerte de que no, de que sí rinde para algo, pero una cachetada te sorprende cuando ves precios como el de la lata de Pringles: 7.000 Bs. Casi la mitad del sueldo en unas papas.
Olvídate de esas tardes de merienda en las que tus Pringles de queso o crema y cebolla te acompañaban, ni esperes el nuevo sabor de Jamón Serrano porque capaz y se vuelve más costoso.