El psicólogo Alberto Barradas hizo un análisis sobre el comportamiento que dos niñas tuvieron en una celebración de cumpleaños cuyo altercado quedó registrado en video y terminó convirtiéndose en viral a través de las redes sociales.
El experto consideró que ambas pequeñas deben ser atendidas por un especialista puesto que la mayor hace una tremendura de forma consciente y con alevosía; mientras que la menor no logra controlar su ira.
A continuación las observaciones hechas por Barradas a través de su cuenta en Instagram:
1. La chiquita a la que le soplan la vela, se defendió. No fue que aceptó sumisa que la otra le hiciera la travesura. En los niños la violencia tiene otra connotación que en los adultos. ¿Lo hizo bien? Si. ¿Es correcto lo que hizo? No. Esa paradoja siempre habrá que resolverla en los niños.
2. La chica que comete la tremendura lo hizo con conciencia y con alevosía. Ella sabía lo que estaba haciendo. No le importó nada y tampoco le importaban las consecuencias (la jalada de cabello). Ella produjo un caos, incluso contra ella misma y se lo gozó. Muy mal síntoma ese. Podría ser el preludio de enfermedades mentales graves (psicopatía), y la verdad es que si yo fuera su papá, me hubiese preocupado mucho de esa actitud. No es la típica travesura. Ella fue mala y con premeditación. Preocupa.
3. La chica de la frustración se pega a sí misma. Eso estuvo grave. muy mal síntoma ese. Eso que se haya pegado a sí misma habla de la dificultad de procesar la frustración y la rabia. El día de mañana, ante una depresión profunda, es candidata fija al suicidio. Ese comportamiento es clave para inmediatamente llevarla al psicólogo infantil. Esas auto agresiones son siempre malas.
4. Por último. ¿Da risa el video? Sí, quien lo niegue es un hipócrita, un hiper moralista o tiene experiencia con niños y estos comportamientos, aunque a la mayoría, si le dará cierta risa. Es un video que invita a reírse y ‘gozar’ de esos comportamientos, aunque representan bastantes problemas como estoy describiendo. Ahora bien, ¿reírnos es correcto y está bien? ¡No! Y así como en los niños, esa paradoja también habrá que resolverse en nosotros.