La historia de Joshua Holt, misionero mormón estadounidense que vino a Venezuela a casarse y que fue detenido por el Sebin acusado de portar armas de guerra, le dio la vuelta al mundo por su crudeza.
Dos meses después, el hombre le hizo llegar a través de su suegra una carta a su madre, en la que denuncia que ha sufrido acoso por parte de la policía; padecido varias enfermedades durante su prisión (bronquitis, cálculos en los riñones) y que ha sido obligado a dormir en una celda reducida y calurosa, en la que apenas cabe una cama pequeña.
«El juez aprobó, no ya una vez, sino dos veces, que me llevaran al hospital, y sin embargo nunca he salido de la cárcel. Esta cárcel está llena de montones de personas inocentes que llevan aquí muchos años, lo cual me aterra, sabiendo que somos inocentes. Ya ha habido 10 ó 20 personas, presos y guardias, que me han dicho que estoy aquí porque soy estadounidense. Los guardias también me han dicho que aquí los estadounidenses no tienen derechos de ningún tipo», expresó en la carta que su madre subió al Facebook, pero que después borró.
En la misiva también señalaba que no había tenido apoyo de su gobierno durante este tiempo en el que había sido sometido a maltratos y a una prisión injusta, así que pedía a la opinión pública de su país que se hiciera eco de su denuncia.
El exmisionero mormón fue arrestado hace dos meses, cuando la policía allanó el apartamento de su esposa en Ciudad Caribia, donde ambos vivían esperando que se resolviera el trámite de la visa estadounidense para ella.
Las autoridades dijeron que durante el operativo hallaron un fusil de asalto, pero el joven ripostó la versión y arguyó que el armamento fue sembrado y que los efectivos fueron posteriormente a intentar sobornar a la familia de su esposa, pidiéndoles $10.000.
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