Rafael Nadal, el Rey de la tierra batida con 14 títulos de Roland Garros, se convirtió en uno de los últimos relevistas de la antorcha olímpica durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024. Este momento icónico tuvo lugar en Trocadero y se volvió apoteósico. Encender el pebetero es un privilegio reservado a los más grandes, y Nadal lo hizo con maestría.
Los organizadores sorprendieron a todos con un golpe de efecto histórico. El misterioso portador de la antorcha, que había recorrido la capital gala por canales, calles, tejados y museos, emergió de debajo de una pasarela en medio de Trocadero y entregó la antorcha a toda una leyenda francesa del deporte: Zinedine Zidane.